El Cacharerro, Goya
El cacharrero es una de las obras más destacadas de la producción artística del Goya en su etapa madrileña de hecho, esta obra junto con la de El Quitasol son los lienzos que mejor plasman la pintura del artista en esta etapa así como la vida y cultura de la sociedad madrileña de aquella época.
Francisco de Goya y Lucientes es uno de los pintores más renombrados de finales del siglo XVII y principios del XIX. Nacido en la provincia de Zaragoza en 1746 Goya representa la modernidad, un punto de inflexión en el que la pintura comienza a tender hacia formas más modernista e innovadoras. Hijo de un dorador de cierto renombre, Goya comenzó su formación artística en la Academia de Bellas de Zaragoza; con posterioridad el artista viajó a Italia donde pudo conocer a los grandes pintores renacentistas, fue una época de aprendizaje donde el carácter artístico del pintor se iba forjando lentamente. A su regreso a España el artista realizó algunos encargos importantes en Zaragoza y en 1775 se trasladara a Madrid.
Es precisamente en esta época de los primeros años de Goya en Madrid, donde podemos encuadrar la obra que aquí nos ocupa, el artista realizó una serie de cartones –dibujos preparatorios- para la Real Fábrica de Tapices de San Fernando, el encargo en sí ya era bastante importante pero además con estos trabajos Goya fue adquiriendo gran fama hasta convertirse en el pintor más destacado de la corte madrileña.
El cartón de El Cacharrero pertenece a la segunda serie de cartones que el artista realizó para la decoración del Palacio del Pardo de Madrid. Dentro de esta serie los historiadores han señalado una división entre las escenas ambientadas en las orillas del rio Manzanares que debieron ser pintadas entre los años 1776 y 1778 y que estaban destinadas a decorar el comedor del palacio y las escenas de la vida urbanita de Madrid como la que aquí nos ocupa y que se pintaron entre 1778 y 1780 destinadas a decorar la habitación del futuro monarca Carlos IV y su esposa. Se trata de un lienzo de formato vertical en el que aparece como protagonista un vender de origen valenciano como el propio Goya describe, que se dedicaba a la venta ambulante de porcelana. Junto al hambre que aparece recostado en el suelo de espaldas al espectador, dos mujeres sopesan el género del mercader. La escena aparece completada con la presencia de una mujer de avanzada edad que nos remite a los cuadros costumbristas que Velázquez pintó en Sevilla.
En segundo plano encontramos una carreta en marcha con una dama de alta alcurnia en su interior acompañada por su cochero y dos lacayos, uno de ellos se encuentra en una postura desequilibrada indicándonos el movimiento del carruaje. Mientras, dos personajes masculinos dan la espalda al espectador mientras se encuentran sentados en el suelo mirando embebidamente a la bella dama.
El lienzo representa la típica escena costumbrista en la que se ha representado el ambiente castizo de la ciudad y donde las diferentes clases sociales conviven. La pincelada suelta y el colorido brillante preludian la mejor etapa de Goya.