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El médico G. Agostino della Torre y su hijo Niccolo de Lorenzo Lotto

Publicado por A. Cerra

El médico Giovanni Agostino de la Torre y su hijo Niccolo de Lorenzo Lotto

Lorenzo Lotto es uno de los pintores de la escuela de Venecia más destacados, contemporáneo del gran Tiziano. Sin embargo, su estilo personalísimo, le confiere una individualidad muy marcada y por eso es como un outsider dentro del arte veneciano. De hecho, trabajó mucho en otras ciudades del norte de Italia e incluso en Roma, donde coincidió con Rafael mientras este pintaba sus impresionantes estancias del Vaticano con obras como La Escuela de Atenas o El Parnaso.

Lotto sobre todo pintó muchos otros como el de una noble dama que al igual que esta pareja de médicos se conserva en la National Gallery de Londres.

En esta ocasión, es un cuadro de 1.515 donde nos presenta a Giovanni Agostino de la Torre a una edad de 61 años, acompañado de su hijo. Y sabemos a la perfección quienes son los retratados, ya que el pintor nos lo indica en diversas inscripciones repartidas por los elementos del lienzo.

El padre parece acreditar su saber hacer con las dos obras que lleva en sus manos. Una es el manuscrito titulado Esculapio de los doctores, que hace mención al dios grecorromano de la curación. Mientras que en la mano izquierzda tiene un grueso libro de Galieno, un médico griego del siglo II, cuyas enseñanzas seguían siendo admiradas en la Italia renacentista del siglo XVI.

Esos libros, junto con la pose tranquila y la mirada de cierta reserva, es una muestra más de un personaje que quiere mostrar su autoridad en la materia, su profesionalidad, pero ciertamente es algo especialmente sobrio, sin volcar sentimiento alguno en la imagen.

Estudiando el retrato de Giovanni Agostino se puede apreciar que domina toda la tela, con esa presentación triangular, con los elementos claros de su rostro ceniciento y el blanco del papel ayudando todavía más a la composición piramidal, sobre el color verde pardo de su prenda y el fondo neutro. Por esa razón se ha especulado que inicialmente solo él aparecería en el cuadro, mientras que la figura de su hijo sería añadida posteriormente, ya que de alguna forma rompe la armonía, además de que se ve incluso otro color y más viveza. Incluso si nos pudiéramos fijar con detalle, veríamos que hasta los ojos del joven barbado tienen brillo, algo que no aparece en los de su progenitor.

En definitiva, estamos ante una obra de estricto encargo, en la que Lotto volcó toda su capacidad para pintar retratos tremendamente realistas, la auténtica especialidad de este pintor con cierto tono de misterio para los historiadores ya que en biografía (h. 1480 – 1556/67) hay ciertas lagunas y enigmas todavía por resolver.