Federico de Montefeltro y su hijo Guidobaldo de Pedro Berruguete
Pedro Berruguete (1453- h. 1504) fue un pintor nacido en el reino de Castilla que se convirtió en uno de los principales pintores españoles de finales del siglo XV, precisamente durante un periodo que en España se puede considerar el final de la Edad Media y la irrupción de la modernidad con las ideas del Renacimiento, una fase de la historia que coincidió con el reinado de los Reyes Católicos.
De hecho a Berruguete lo podemos considerar un estupendo ejemplo de este momento de transición y de influencias estéticas variadas en el arte. Tanto que a este pintor se le suele catalogar como un artista puente entre las tradiciones artísticas españolas, la novedad de la estética renacentista italiana y el influjo del arte hecho en el norte de Europa.
Tanto es así que las primeras noticias referencias documentales de su arte lo sitúan en Italia. Más concretamente en la ciudad de Urbino. Era el año 1477 y colaboraba con el pintor norteño Justo de Gante. Juntos realizaron cuadros para la corte de Urbino, o lo que es lo mismo, el duque Federico de Montefeltro, un aristócrata tan poderoso como de buen gusto, ya que no hay que olvidar el doble retrato de los duques de Urbino que hizo Piero della Francesca.
También Pedro Berruguete le hizo un retrato doble al duque, pero en este caso no con su esposa, sino con su hijo Guidobaldo. Si comparamos esta obra, que hoy en día sigue expuesta en el Palacio Ducal de Urbino, con la que hizo Della Francesa, la verdad es que son muy diferentes. En la tabla que pintó el artista español hay un claro influjo del arte flamenco, algo que se manifiesta en el interés por pintar ese interior y en el gusto por los distintos detalles.
Gracias a esa minuciosidad se pueden identificar todos los elementos que simbolizan el poder del duque. Se hace pintar con armadura y espada, así como luce una piel de armiño. Una actitud de guerrero y regia al mismo tiempo, que se ve reforzada por la presencia del emblema de la Orden de la Jarretera. Pero eso no impide que se nos muestre como un personaje cultivado y humanista, ya que está leyendo. Un conjunto de virtudes del buen gobernante de la época que está enseñando a su hijo.
Esta es la gran obra de Berruguete durante su periodo italiano, ya que luego regresó a España. En concreto a la ciudad de Toledo, donde realizó numerosos encargos, además de frescos en la catedral toledana. Tras lo cual se sabe que viajó a Ávila, donde finalmente fallecería. Por cierto, Pedro fue el padre de uno de los mejores escultores españoles del siglo XVI: Alonso Berruguete.