El rey bebe, Jordaens
Bajo la temática costumbrista el artista barroco Jacob Jordaens realizó alguna de sus obras más destacadas y que más influencia han tenido en la pintura de la época. El artista plasmó con un detallismo asombroso algunas de las tradiciones más populares de la zona de los Países Bajos. En este sentido el artista realizó diferentes lienzos que se basan en una simpática costumbre conocida como El rey bebe.
Durante mucho tiempo fue costumbre en Flandes que en la noche del seis de Enero se reuniese toda la familia con los amigos y los criados para disfrutar de una copiosa comida. El postre era una especie de torta dulce donde se escondía un haba – igual que en el tradicional Roscón de Reyes- y la persona que encontrase el haba se proclamaba rey por un día. Durante ese día el susodicho monarca era el centro de toda la celebración e invitaba a sus compañeros y amigos a una ronda gratis al cántico de “El Rey bebe”.
Jordaens pintó diferentes lienzos que representaban esta tradicional costumbre y pasó a la historia como uno de los pintores más destacados de la estética costumbrista. Tradicionalmente se ha considerado a Jacob Jordaens (1593 – 1678) como una de las grandes figuras del barroco tan sólo ensombrecido por la estética de Rubens o Van Dyck. Criado en una familia adinerada que le confirió algunos estudios, el artista se unió al taller de Adam Van Noort quién sería su único maestro. A diferencia de Rubens o Van Dyck, Jordaens no viajó a Italia sino que se limitó a conocer a los grandes maestros a través de las populares láminas que se vendían por toda Europa, sin embargo esto no supuso ningún impedimento para que el artista cosechase importantes éxitos.
Ya en la serie del Rey Bebe se puede apreciar ese carácter regional que hará de Jordaens una de las figuras artísticas más destacadas del momento. En el Museo de Bellas Artes de Bélgica se conserva uno de estos lienzos que dataría de en torno a 1640. Es una escena abarrotada donde podemos observar al rey –en este caso es la persona de mayor edad- sentado frente a la mesa ocupando el centro de la composición; aparece ataviado con la típica corona de papel que designaba al protagonista de la celebración y se dispone a llevarse su copa a la boca. A su alrededor, un remolino de personajes brinda en torno a él con cánticos y una alegría desmesurada propia de la embriaguez.
En primer plano podemos observar la presencia de un perro negro que se sube a las rodillas de un desbordado comensal que alza la jarra y se tambalea hacia atrás en un potente escorzo. Al otro lado una mujer parece atender a un niño cambiándole el pañal, pero apenas le hace ningún caso. En la esquina inferior derecha se aprecia la presencia de un hombre vomitando y arriba a la derecha otro se afana en fumar una pipa. Sobre el famoso rey una inscripción alude a los invitados gorrones que comen y beben a costa del anfitrión.