El sastre de Moroni
Giovanni Battista Moroni (1520/4 – 1578) comenzó a ejercer el oficio de la pintura centrándose en cuadros de temática religiosa, pero lo cierto es que acabaría deslumbrando por sus dotes para el retrato. Obviamente sus primeros encargos en este sentido fueron a poderosos personajes aristocráticos a los que pintaba de cuerpo entero y en un tono laudatorio.
Sin embargo, hacia el final de su vida, era una moda bastante extendida que otras clases sociales inferiores, como los burgueses más acaudalados o los profesionales de mayor prestigio también se hicieran retratar. Y en ese contexto hemos de entender este retrato de un maestro sastre, para el que incluso algunos historiadores sugieren que quizás se trató de un trueque, un cuadro de calidad a cambio de un elegante traje.
La verdad es que la obra de extremada calidad, basta con fijarse en el realismo de la prenda que viste el sastre, en la detalle de su instrumental y en la orgullosa expresión con la que nos lo muestra. Sin duda sería un cartel promocional en su taller de primer orden.
Pero además pictóricamente esta obra es la definición perfecta de lo que es una estructura geométrica. La figura del sastre es un triángulo que ocupa gran parte de la tela, y elige un retrato de tres cuartos que viene perfectamente adaptado a la colocación de la mesa, en ángulo no en paralelo a la tela. Allí nos muestra una de las principales herramientas de un sastre, las tijeras, y una tela, como si le hubiera sorprendido trabajando. Y esa actitud y esa mesa sirven para que haya conexión entre el espectador y el retratado. Parece que nosotros también hemos entrado a su taller a encargarle una prenda.
Él levanta la cabeza y nos mira. Esa mirada con su ojo derecho es el punto focal del cuadro. Lo ubica en el eje vertical que recorre todo el centro de la tela, y que también marca con la hilera de botones.
Toda esa geometría está oculta bajo las formas tan humanas y realistas de la figura, pero se pueden lanzar líneas y se comprende toda la estructura del cuadro, que se convierte en un retrato extremadamente eficaz. Tal vez por eso, con el tiemplo los retratos de Moroni fueron muy admirados por los coleccionistas ingleses de arte italiano, que adquirieron muchas obras suyas. Como por ejemplo esta, realizada aproximadamente hacia el año 1570 y que hoy en día se conserva en la National Gallery de Londres.