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Virgen con el Niño de Sebastiano del Piombo

Publicado por A. Cerra

Virgen con el Niño de Sebastiano del Piombo

El título completo de este óleo sobre tabla pintado por Sebastiano del Piombo hacia el año 1520 es La Virgen y el Niño con San José, San Juan Bautista y un donante.

Ese donante sería posiblemente el banquero florentino Francesco Borgherini, y aquí aparece representado de rodillas dirigiendo sus plegarias hacia el Niño Jesús. Se sabe que el pintor renacentista Sebastiano del Piombo (h. 1485 – 1547) mantuvo una buena relación con este banquero, para el que también pintó su capilla en la iglesia romana de San Pietro in Montorio.

En cambio no se tiene constancia total y absoluta de que pintara para él esta tabla, la cual se conserva en la actualidad en la National Gallery de Londres.

El caso es que esta imagen es prototípica de este pintor, capaz de fusionar influencias de la pintura hecha en Roma y la realizada en Venecia. Por ejemplo, aquí el formato horizontal tiene mucho de veneciano. Aunque no es el formato lo único tomado de la pintura de la ciudad de los canales, también es influencia veneciana el tratamiento del color. Aquí vemos una paleta muy amplia. La más brillante ocupando el centro con las gamas armoniosas de naranjas, azules, verdes, beige y rojos. Todos ellos tonos que contrastan sobre el fondo negro y que se compensan con la mancha de ropas sobrias y oscuras del donante en la parte baja del primer término.

Sin embargo las figuras es más que seguro que están inspiradas en las pinturas de Miguel Ángel, sobre todo de las obras de su periodo romano. Por ejemplo, el Niño recuerda al que sujeta el libro del profeta Daniel en la Capilla Sixtina.

Además de eso hay detalles de enorme calidad, como por ejemplo el juego de manos que nos plantean los diferentes personajes. Por un lado están las manos de San Juan Bautista y de San José, este último durmiendo, ambos con manos oscuras, como todas sus figuras ya que emergen de la oscuridad del fondo para flanquear la figura de la Virgen.

María a su vez apoya sus manos muy limpias y claras en los hombres del Niño y del donante, en el primer caso con dulzura y el segundo con mayor firmeza. Al mismo tiempo, la única mano visible de Jesús parece buscar el pecho de su madre buscando el alimento. Y en cuanto al donante, vemos su fervor y sus plegarias no solo en su rostro y su mirada, sino también en su respetuoso gesto de llevar las manos cruzadas, como orando.

Ya en su tiempo, Sebastiano del Piombo fue un pintor muy admirado por su capacidad para el retrato, y realmente al comprobar el rostro del donante, es fácil pensar que lo pintó a partir de una serie de dibujos tomados del natural.