Virgen y el Niño entre San Mateo y un ángel de Andrea del Sarto
Esta obra de grandes dimensiones (177 x 135 cm) la realizó el artista florentino Andrea del Sarto (1486 – 1530) pintando una tabla con la técnica del óleo. Y se trata de una obra que hoy en día se conserva en el Museo del Prado de Madrid. Aunque originalmente el autor pintó esta obra para un banquero de la poderosa ciudad de Florencia durante el Renacimiento.
Sin embargo es interesante ver el periplo que ha realizado esta tabla desde su ejecución en 1522. De aquel banquero, se sabe que en el año 1605 pasó a manos del duque de Mantua, tradicionalmente una familia amante del arte como demuestran por ejemplo las pinturas murales de Andrea Mantegna en el Palacio Ducal.
Posteriormente se sabe que el óleo lo adquirió el rey Carlos I de Inglaterra. Sin embargo, poco después fue vendida en una subasta, donde la compró Alonso de Cárdenas para el valido español Luis de Haro. Este finalmente, como buen colaborador del monarca español, se la acabó regalando al rey Felipe IV, el cual hizo que se colocará en la sacristía del monasterio de San Lorenzo del Escorial tal y como le recomendó su pintor de cámara Diego Velázquez.
Y en ese monasterio permaneció formando parte de la colección real hasta que finalmente, en el año 1819, se trasladó a su ubicación actual como parte de los fondos del madrileño Museo del Prado.
Toda una epopeya de viajes y propietarios que está excelentemente documentada. Y en cambio lo que no queda tan claro es que se representa, ya que hay dos interpretaciones.
Por un lado, se conoce con el título que aquí aportamos de la Virgen y el Niño entre San Mateo y un ángel. Lo cual se relacionaría con el oficio de su encargante, ya que San Mateo era el patrono de los banqueros. Y la escena que se ve como fondo sería parte de los Evangelios Apócrifos que relatan como huyeron San Juan Bautista y Santa Isabel de la Matanza de los Inocentes.
Sin embargo hay otra interpretación que lo tituló como Virgen y el Niño entre Tobías y San Rafael. Lo cual se relacionaría con en el momento en que se pintó la obra, cuando el llamado Libro de Tobías se estaba poniendo en duda, por eso en esta imagen se toma partido por su autenticidad. Eso explicaría que San Rafael, que acompañó a Tobías en su viaje a Oriente, le muestre el libro abierto a Jesús niño, y éste se abalancé tan claramente hacia el libro que está abierto. Lo cual es una escena muy singular, y un gesto que querría corroborar la veracidad de esos episodios.