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El vampiro de Philip Burne Jones

Publicado por A. Cerra

El vampiro de Philip Burne Jones

Philip Burne Jones (1861 – 1926) fue un pintor británico de cierto prestigio en la época, ya que hizo importantes exposiciones en su Inglaterra natal, pero también en París e incluso en Estados Unidos.

Su trabajo destacó especialmente por los retratos que realizó de las gentes pudientes y personalidades de su tiempo, como su propio padre, el pintor Edward Burne Jones, autor de de obras de estilo prerrafaelita como La cabeza siniestra. De hecho, varias efigies salidas de sus pinceles suyos cuelgan en la Galería Nacional del Retrato de Londres, sin ir más lejos el cuadro que le hizo a otro familiar suyo, el escritor Rudyard Kipling.

Sin embargo, la obra por ala que Philip Burne Jones ha pasado a la posteridad es la que aquí vemos: El vampiro. Un cuadro que expuso con éxito en 1897 y que luego se reprodujo en diversas publicaciones. Y que se cuenta que también inspiró al propio Kipling para su poema del mismo nombre. Por cierto, hay que tener en cuenta la temática de la obra para relacionarla con una de las novelas fantásticas más famosas de todos los tiempos, Dracula, la cual publicó Bram Stoker unos años más tarde.

Es evidente la calidad de la pintura, y en general de todo el arte de Philip Burne Jones, pero es innegable que siempre se sintió infravalorado debido a la sombra que generaba el prestigio de su padre. E incluso la fama que le proporcionó este cuadro estuvo muy ligado a la prensa rosa.

Se dice que para pintar esta femme fatale se inspiró en una actriz, Patrick Campbell. Con ella vivió un tiempo de romance, pero la mujer de enorme belleza, acabó abandonándolo, de manera que él quedó destrozado. Ese dolor y el supuesto mal comportamiento de la chica es lo que parece plasmar en esta imagen. La mujer está sobre el hombre, le ha roto el corazón, lo ha vaciado y arruinado.

Al relacionar el idilio y ruptura entre el artista y la actriz, la imagen cobró una enorme fama. Incluso llegó a Estados Unidos. Se hizo tan popular esta relación, que Porter Emerson Browne llegó a escribir una obra de teatro inspirada en esa historia. Y ese relato de 1907, acabó por convertirse en el guión para una película de cine, un arte incipiente a comienzos del siglo XX, que iba a crear un auténtico prototipo de mujer “devora hombres”. Un tipo de mujer, bella, irresistible y perversa, que todavía hoy en día denominamos vampiresa, un nombre que sin duda en gran parte se debe a este cuadro de Philip Burne Jones.