La bella Isolda de William Morris
Este óleo custodiado en la Tate Gallery de Londres es la única pintura que se conserva de William Morris, un artista multidisciplinar que ejerció una enorme influencia en el grupo de pintores prerrafaelitas integrado por Edward Burne-Jones, Dante Gabriel Rossetti, John Everett Millais y Wiliam Hunt, los cuales realizaron su arte en la Inglaterra de mediados de mediados del siglo XIX.
Pero mientras todos estos artistas fueron casi exclusivamente pintores, Morris (1834 – 1896) realizó infinidad de trabajos y se interesó por multitud de cosas. Fue artesano, arquitecto, poeta, tejedor, editor, impresor, traductor, y además tuvo una intensa vida política. Sin olvidar que fue el impulsor del movimiento Arts and Crafts, que tanta importancia tuvo en el siglo XIX en la arquitectura británica.
De hecho, a Morris se le puede considerar todo un ideólogo del arte, para el cual siempre pensaba que debía de haber tener algo de artesanía. Incluso impulsó Morris & Co. que era un taller donde se hacían elementos decorativos, vidrieras y tapices artesanales, todo ello con una factura muy similar a los elementos que se pudieron hacer en la Edad Media. Una experiencia en la que se mezclaba arte, trabajo, el mundo de la empresa y la economía, ya que el verdadero propósito era crear unas condiciones idílicas para los trabajadores, en un ambiente muy vinculado con los ideales utópicos del pensamiento socialista. Y lo cierto es que tuvo cierto éxito en su momento.
En cuanto a su pintura, solo la podemos juzgar por esta obra que vemos aquí. Un lienzo que realizó en el año 1858. En ella retrata a La bella Isolda, la célebre coprotagonista del relato de Tristán e Isolda. Y es que en este movimiento artístico uno de los motivos básicos de inspiración en la literatura, y más si era de orígenes medievales y legendarios. Incluso, este cuadro durante mucho tiempo también fue conocido por el título de La Reina Ginebra, otra protagonista de leyendas de la Edad Media.
Par ello, usa como modelo a Jane Burden, con quién se casaría un año después. Jane Burden era una chica pelirroja y piel muy pálida, lo cual era todo un ideal de belleza en la época, y por esa razón también posaría para Dante Gabriel Rossetti e incluso se convirtieron en amantes. Desde luego, aquel desengaño amoroso no satisfizo en absoluto a William Morris, y tal vez para recuperarse de ello o intentar comprenderlo, desde ese momento se convirtió en un auténtico adalid defensor del amor libre.