Escaleras de oro de Burne Jones
Este lienzo está pintado con la técnica del óleo y es de enormes proporciones, ya que está cercano a los 3 metros de altura por unos 120 centímetros de anchura. La obra la pintó el artista inglés Edward Colley Burne Jones en el año 1880 y en la actualidad forma parte de la colección de la prestigiosa Tate Gallery de Londres.
En la obra podemos ver todas las características estilísticas de este pintor adscrito al movimiento artístico decimonónico de los prerrafelitas, un movimiento formado principalmente por los pintores Dante Gabriel Rossetti, John Everett Millais y el propio Burne Jones. A grandes rasgos, lo que buscaba este grupo de pintores adscrito al movimiento era regresar a las formas artísticas precedentes al gran pintor italiano Rafael Sanzio, ya que consideraban que a partir de él todo el arte occidental había tomado un camino equivocado y decadente.
De estos tres pintores prerrafaelitas, Edward Burne Jones es el que hacía sus obras con menos colorido, e incluso a veces tan solo se basaba en un hábil empleo de los contrastes propios de la técnica del claroscuro, como si siguiese más las formas de la pintura neoclásica que las características del arte prerrenacentista que tanto les gustaba a este grupo de artistas.
Pero por otra parte, posiblemente el mejor dotado técnicamente de los prerrafelitas fue Edward Burne Jones, y tanto en ésta como en otras de sus mejores obras, su técnica recuerda a las delicadas obras de Sandro Botticelli y especialmente a los cuadros de Mantegna, sobre todo por el carácter arquitectónico que aplica a sus composiciones.
Unas composiciones para las que es muy importante la geometría, una geometría que aplica a los fondos e incluso a las propias figuras. Basta ver como aquí, como las llamadas escaleras de oro se desarrollan a lo largo de una perfecta forma en espiral, mientras que cada una de las mujeres pintadas tiene un marcado carácter columnario, siempre de estudiadas proporciones. Por ello, no extraña que vayan vestidas con una indumentaria propia de la Grecia clásica, como haciendo su personal homenaje a aquella época y a las formas artísticas que allí se establecieron, siempre basándose en la razón y en los cálculos matemáticos.
Además de las influencias clásicas y prerrafaelitas, Burne Jones también se inspiró en la mitología y la literatura medieval, lo que se refleja en la temática de muchas de sus obras. En «Escaleras de oro», por ejemplo, las figuras femeninas podrían interpretarse como musas o ninfas, seres mitológicos asociados con la belleza y la inspiración artística. También es notable la influencia de la estética medieval, con sus formas estilizadas y su atención al detalle en elementos como la ropa y los accesorios.
Pero aunque en esta obra haya ese especial tributo al mundo de la Grecia Antigua, la gran mayoría de los cuadros de Burne Jones son mucho más espirituales, alcanzando a veces cierto tono místico, lo que no es ninguna cosa rara cuando se sabe que en su juventud estudió teología, momento en el que conoció a uno de los principales poetas británicos del momento, William Morris, quién junto al también escritor John Ruskin, fueron también un motivo constante de inspiración para los artistas del movimiento prerrafaelita, y también para otros pintores contemporáneos de características más romanticistas. De hecho, el Prerrafelismo está considerado como una peculiar vertiente dentro del Romanticismo imperante en aquel momento.
El conjunto de la obra de Burne Jones es sumamente interesante, ya que durante toda su vida, que abarcó desde 1833 hasta el año 1898, realizó una gran cantidad de cuadros y casi siempre de una calidad exquisita. Su legado artístico no sólo se limita a la pintura, sino que también incluye dibujos, grabados y diseños para vidrieras y tapices, lo que demuestra su versatilidad y su compromiso con la creación artística en todas sus formas. Su influencia se puede apreciar en la obra de muchos artistos posteriores, y su contribución al movimiento prerrafaelita es incuestionable. Sin duda, Edward Burne Jones es una figura clave en la historia del arte británico y su obra sigue siendo objeto de estudio y admiración en la actualidad.