Biombo de William Morris & Co.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX en Gran Bretaña tuvo un enorme éxito la compañía fundada por William Morris (1834 -1896), especializada en todo tipo de mobiliario y objetos decorativos y que llegaría a convertirse en el máximo exponente del movimiento conocido como Arts and Crafts (Artes y Oficios).
Un movimiento artístico que surgió como oposición a la producción industrial que estaba desarrollándose ya desde mediados de siglo. Por eso, teóricos como John Ruskin promovieron el valor de todo lo artesanal, por su carácter único, frente a las copias repetidas y uniformes que producían las industrias.
William Morris, que también era pintor, fue uno de los seguidores de esas teorías. Él y otros artistas, fundaron gremios de artesanos dedicados a realizar muebles, papeles, tejidos, así como hacen decoraciones íntegras de interiores e incluso levantan edificios. Y todo ello tuvo gran éxito en exposiciones desde 1888 se fueron realizando en Londres con el título de Arts and Crafts Exhibition Society.
Agrupaciones de artistas y artesanos como las de William Morris & Co. tenían una clara inspiración en las organizaciones gremiales de la Edad Media, e incluso una de sus fuentes de inspiración siempre fueron las miniaturas de los códices medievales. Si bien es cierto que esos modelos del Medievo los tienen un tanto idealizados, porque consideraban que fue una época muy feliz para los artistas, ya que al mismo tiempo eran artesanos.
No obstante, esa idealización no se basaba en los conocimientos históricos, sino en el rechazo a las nuevas formas de producción y de relación social que había acarreado la primera, y sobre todo la segunda Revolución Industrial, que había tenido como epicentro Inglaterra y zonas del Reino Unido.
En ese contexto histórico hay que entender un personaje como Morris, el cual estaba convencido de que era necesario promover una profunda renovación social y también política, e incluso sus ideales estaban muy cercanos al incipiente Socialismo. De este modo, consideraba que había que volver al trabajo artesanal, ya que esa sería la vía más eficaz para superar la alienación que había traído la industria.
Sin embargo, esos ideales socialistas, entre los que incluían que era necesario acercar las artes al pueblo, se contradicen con los productos que luego realizó. Un buen ejemplo es este biombo, el cual es un objeto realmente caro, tanto por los materiales empleados como por su costoso proceso de realización.
Es un objeto muy refinado, solo accesible para las clases más pudientes. Y más aún si se sabe que al producir un biombo como este, no lo hacía de forma individualizada, sino que formaba parte de un conjunto más amplio, en el que el biombo, las alfombras, el papel de las paredes o la tapicerías de los muebles próximos formaban un todo jugando con variaciones de estos mismos motivos decorativos.