Gatos de Louis Wain
Louis Wain (1860 – 1939) ha pasado a la historia del arte como el pintor de los gatos. Aunque también se le tiene como un ejemplo de lo que la esquizofrenia puede producir en un espíritu creativo como el suyo.
Este inglés nació en el seno de una familia modesta, y pronto demostró sus dotes para la pintura. Así que también pronto se lanzó a vivir de ello y trabajo no le faltó como ilustrador de diferentes publicaciones, donde se especializó en la representación de animales, sobre todo domésticos, ya que era enviado muchas veces para ilustrar diferentes ferias de ganado y agrícolas.
Poco a poco fue ganando fama y dinero, y tras la muerte de su padre se convirtió en el sustento para sus madres y sus cinco hermanas, todas ellas solteras. En cambio, él se casó, si bien su matrimonio duró poco, ya que su esposa enfermó. Y fue durante su convalecencia cuando se dedicó a pintarla con el gato que ambos tenían. Además esas ilustraciones tenían la intención de animar a su mujer, así que paulatinamente fue humanizando las escenas de gatos, y los representaba como si fueran humanos, a dos patas, con ropas y realizando todo tipo de cosas, desde fumar hasta jugar al cricket.
Aquellas ilustraciones le fue fácil venderlas en las editoriales, y aunque su mujer falleció, su fama creció y se convirtió en un singular retrato gatuno de la sociedad de su tiempo. Es decir, no le iba mal el trabajo, ya que también le encargaron con gatos la ilustración de varios cuentos infantiles.
Sin embargo, en el plano personal la cosa no iba mejor. Para empezar porque su capacidad creativa no estaba relacionada con la visión comercial, y siempre le faltaba dinero, porque era muy mal negociante. Y además su madre falleció y después su hermana mayor. Eso le supuso una gran depresión y su carácter se fue agriando. Así que debido a sus bruscos cambios de humor, sus otras hermanas decidieron ingresarlo en un psiquiátrico.
Primero en un establecimiento de pésimas condiciones, y posteriormente en uno más agradable, y sobre todo con una gran colonia de gatos en sus jardines. Allí vivió Wain sus últimos 15 años de vida, y durante todo ese tiempo se puede ver la evolución que siguieron sus escenas felinas. Ya que cada vez fueron más abstractas y de colores más estridentes, hasta llegar a un punto psicodélico, y artistas de generaciones posteriores han alabado mucho.
Es cierto, que desde la distancia temporal, los psiquiatras actuales no se ponen de acuerdo respecto a sus problemas mentales, ya que unos siguen hablando de esquizofrenia, mientras que los hay de un síndrome de Asperger o una peculiar forma de autismo. El caso es que visualmente es sorprendente la evolución gráfica que experimentó su obra, siempre protagonizada por gatos.