Perros jugando al póker de C. M. Cooligde
Hace unas semanas os presentamos a Louis Wain, un pintor que durante toda su trayectoria fue variando de estilos y de tendencias, pero siempre lo hizo pintando gatos. Pues bien, hoy os vamos a presentar otro artista de esa misma época y también estadounidense, pero en este caso especializado en pintar perros. Pero eso sí de una forma muy peculiar.
Se trata de Cassius Marcellus Coolidge (1844 – 1934), quien también firmó sus obras como C. M. Cooligde o por su apodo más familiar, Cash. Estamos ante un artista muy peculiar. Para empezar por sus orígenes en una familia de granjeros cuáqueros. Y luego porque hasta la treintena desarrolló su labor en faenas muy alejadas del mundo del arte: la banca, una farmacia, un periódico… Y por supuesto no recibió formación artística alguna.
Sin embargo tenía una vocación natural hacia el dibujo, y desde joven hacía sus propios cómics. Y siempre mostró una enorme imaginación en sus tramas y en sus ideas. Por ejemplo, se hizo conocido con sus Comic Foregrounds, algo que todavía existe, ya que se trata de hacer grandes paneles a tamaño real con personajes ficticios haciendo un óvalo en el rostro, para que sean las personas que lo vean quiénes se fotografíen así. Una idea sorprendente, y más teniendo en cuenta que eso lo creó a comienzos del siglo XX, cuando el arte de la fotografía era algo incipiente.
El caso es que su desparpajo y estilo hizo que fuera contratado por una agencia de publicidad, y en el primer trabajo para una marca de cigarrillos, en vez de personas, utilizó perros como modelos. Así surgió su famosa serie de 1903 Perros jugando al póker. Aunque no solo los pintó jugando a los naipes, también leyendo o sobre una mesa de billar, ya que en total son 16 cuadros distintos.
Son cuadros que tienen algo de naif y también mucho surrealismo. Incluso no falta de algún modo la crítica y el humor. Todo depende de los ojos con qué se miren. Un buen ejemplo es uno de los cuadros más famosos de la serie Un amigo en apuros. En él vemos como uno de los perros, en concreto un bulldog, trata de darle un as a su amigo, para mejorar sus cartas. ¿Es una treta tramposa? ¿Es un favor?
El caso es que durante mucho tiempo la obra de Coolidge no se ha considerado arte con mayúsculas. Pero la realidad es que son imágenes que han trascendido a su tiempo y a las campañas publicitarias para las que fueron creadas. Son obras con una popularidad innegable, que han tenido sus seguidores y que incluso se le ha rendido homenaje en numerosas ocasiones en otros formatos de la cultura norteamericana, desde el cine a libros. Y por si fuera poco, en las últimas subastas que se han realizado de obras de C. M. Coolidge, sus creaciones han alcanzado precios astronómicos.