Niños jugando de Kokoschka
Esta obra la realizó Oskar Kokoschka en 1909 y en ese mismo año se expuso en Viena. Está claro que causó conmoción y unas enormes críticas, ya que se trataba de un tipo de pinturas que no eran habituales, porque el artista no se había detenido en los aspectos más bellos de una escena infantil. Hoy en día, la sensación es bien diferente, y nos puede parece de los más veraz e incluso atractiva. Pero para el espectador y la crítica de comienzos del siglo XX era un tipo de imagen nunca antes vista. Lo habitual es que en un cuadro protagonizado por niños, estos siempre estuvieran alegres, es más puede resultar muy incómodo y provocador ver las penas de un niño o verlos afeados.
En cambio, Kokoschka eludió por completo ese convencionalismo. Es cierto que miró a los niños con simpatía y con compasión profunda, pero no tuvo reparo en presentarlos con sus torpes movimientos y con cuerpos imperfectos. Incluso llega a transmitir sus ensueños y ansiedades. Si a eso se le suma, que para ello no utilizó un dibujo correcto, académico, el resultado fue de crítica severa. Pero la realidad es que es una imagen de una sinceridad rotunda.
Lo cierto es que de alguna forma fue un adelantado a su tiempo, porque presentó obras como ésta cuando ni siquiera el arte expresionista estaba en apogeo. Y evidentemente esta imagen tiene mucho del Expresionismo, ya que no trata de representar o imitar a la naturaleza, sino que busca expresar sentimientos a través de sus formas pictóricas, sus líneas y colores.
Pero como ya hemos dicho, no es un cuadro del Expresionismo. A Oskar Kokoschka, junto a los austriacos Egon Schiele y Gustav Klimt, cada uno con su particular lenguaje pictórico, se les considera maestros del Modernismo europeo. Y juntos formaron lo que se ha llamado la Sezession de Viena.
No obstante, en el caso de Kokoschka, esta obra representa el arte de sus comienzos, ya que su pintura evolucionó mucho con el paso del tiempo. Y hay que tener en cuenta su longevidad, ya que nació en 1887 y falleció en 1980. En sus inicios pintó este tipo de imágenes, que poco a poco le valieron el reconocimiento fuera de Austria a partir de 1912.
Esa carrera se vio parada por su participación en la Primera Guerra Mundial, después de lo cual se fue acentuando más su tendencia al expresionismo, algo que se manifestó por su cercanía a círculos artísticos como el grupo alemán Die Brucke (El Puente) y también se ve en su intensa labor como ilustrador en diferentes publicaciones. Y más tarde, ya tras la II Guerra Mundial, todos sus cuadros quedan completamente protagonizados por escenas que muestras los horrores de la guerra.