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Niño pescador napolitano jugando con una tortuga de Rude

Publicado por A. Cerra
Muchacho napolitano jugando con una tortuga de Rude

Muchacho napolitano jugando con una tortuga de Rude

Esta es una obra en mármol que presentó el escultor francés Françoise Rudé (1784 – 1855) al Salón de Arte en 1833, si bien dos años antes había presentado este mismo tema en su estado embrionario en un material previo como es el yeso.

El tema se presentó como Jeune pêcheur napolitain jouant avec une tortue, primero en yeso en el Salón de 1831 y luego en mármol en 1833.

La versión en mármol, que le valió la Legión de Honor ese año, se conserva hoy en el Musée du Louvre, en París.

La obra es un magnífico ejemplo de como este artista del Romanticismo tenía una vertiente mucho más personal y diferenciada de los grandes encargos oficiales como puede ser el relieve de La Marsellesa para el Arco de la Estrella de París u otras obras en forma de monumento como el que realizó en homenaje al Mariscal Ney. En el Arco de Triunfo de la Étoile, el relieve Le Départ des Volontaires de 1792, llamado La Marsellesa, lo ejecutó Rude entre 1833 y 1836.

La estatua del Mariscal Ney, de bronce, se inauguró en París en 1853, y representa el perfil conmemorativo de sus encargos más oficiales.

Por supuesto en estas obras más íntimas, casi a modo de capricho se nos muestra como un creador mucho más libre y pintoresco, en la vertiente más particular del arte romántico que se detiene a veces en anécdotas tan simples como un niño jugando con una tortuga.

No obstante, en esa anécdota hay detalles de enorme interés. Por ejemplo, el gorro que lleva el muchacho, un sombrero de origen frigio, o sea, clásico. Mientras que la postura podría recordar o inspirarse de alguna forma en la obra helenística del Spinario. El Spinario, muchacho que se extrae una espina del pie, es un bronce romano, copia de un modelo helenístico, conservado en los Museos Capitolinos de Roma.

Desde el Renacimiento fue copiado y estudiado, y figura como referente formal en la educación académica del siglo XIX.

El caso es que esta obra fue uno de sus grandes éxitos, y con ella recibió la Legión de Honor en 1833, lo que sin duda sirvió para que recibiera después un importante número de encargos de todo tipo. Y también esta obra nos sirve para comprobar que Rude fue uno de los escultores de su tiempo más completos, y que fue capaz de trabajar en diversos registros, desde los más personales como esta obra hasta los más oficialistas con los monumentos que ya hemos citado. Pero además de ello realizó otras obras de tema mitológico, retratos, e incluso arte religioso como su escultura de Santa Juana de Arco o un Calvario.

Pero también ejecutó encargos particulares, como pueden ser sus obras de carácter funerario, donde por supuesto vemos unas formas mucho más serias. Una muestra de esa otra faceta sería el bronce que realizó en recuerdo del diputado Cavignac. Si bien, siempre tuvo como modelos para inspiración obras o bien de la Antigüedad clásica o del Renacimiento, eso sí pasadas por el tamiz del arte romántico de la primera mitad del siglo XIX.

Además hay que tener en cuenta que Rude contó con la amistad del gran pintor francés del Neoclasicismo, Jacques Louis David, autor de cuadros como El rapto de las Sabinas o el Juramento de los Horacios, Tras 1815, Rude se estableció en Bruselas, donde trabajó hasta 1827 en contacto con Jacques Louis David y realizó decoraciones como las del palacio de Tervuren.

Regresó a París en 1827 y, bajo la Monarquía de Julio, obtuvo encargos destacados como el relieve del Arco de Triunfo, que consolidaron su prestigio público. quién sin duda le mostraría un sinfín de modelos de arte clásico, ya que los pintores neoclásicos sobre todo conocían la escultura grecolatina, al no contar con obras de la pintura de la época antigua.