José Saramago según Alberto Ramírez Leg
La pintura del escritor portugués José Saramago es una obra del artista contemporáneo Alberto Ramírez Leg y este retrato del autor del Ensayo sobre la ceguera forma parte de un conjunto de lienzos en los que se representa a los más grandes literatos de las letras iberoamericanas del siglo XX desde Federico García Lorca a Octavio Paz pasando por Isabel Allende, Mario Benedetti o Pablo Neruda.
Alberto Ramírez es un pintor español aunque afincado en Berlín (Alemania) y está especializado en hacer retratos a gran escala de algunos de los personajes que se han convertido en iconos de la cultura pop, muchos de ellos músicos o intérpretes de cine. No obstante aquí ha vuelto su mirada a personalidades de la literatura en español y portugués de un lado y otro del océano Atlántico. Y con ello ha querido hacer un canto a una época pasada, en la que era el arte, lo hecho a mano y el boca a boca era lo que triunfaban de una forma bien distinta a lo actual donde todo se basa en un ritmo más frenético marcado por lo digital y las redes sociales.
Po ese motivo para la realización y posterior exhibición de estos retratos de gran formato no ha trabajado solo. Ha querido unir dos artes a un tiempo, el de los pinceles y el de la escritura. De modo que mientras él aporta su visión en colores y formas de cada uno de los autores y autoras que conforman la serie, a la imagen se acompaña de un texto escrito con una brevísima impresión sobre lo que ha supuesto o transmite la obra de esos literatos.
De algún modo se trata de hacer un homenaje a lo que se ha elaborado con las manos y es fruto del trabajo artesanal, donde tanto lo manual como lo meditado a fuego lento cobran un especial protagonismo. Siempre por oposición a los ritmos actuales de la creación y sobre todo al consumo de la misma.
Una buena muestra de la intención de ir más allá de la estética y llegar a la esencia del arte es este gran retrato del luso Saramago, cuya imagen se acompaña del siguiente texto:
“Descansa ahora a los pies de un olivo milenario quien en su día removió tanta conciencia. Su Evangelio según Jesucristo en el que describió la concepción del Redentor como un descuido de José, abrió heridas en la costilla del catolicismo. De aquellos polvos, estos lodos. Dejó la península por una ínsula y sobre la mesa de operaciones de Lanzarote siguió diseccionando al ser humano con el preciso bisturí de su pluma. Y enmudeció y dejó sin visión de nuevo al mundo entero con su prosa. Un ensayo, el de la ceguera que cada vez es más real, menos novela. No hay más ciego que el que no quiere leer”.