Krishna levanta el monte Govardhana
Esta enorme pintura sobre papel (207 x 308 cm) en la actualidad se puede contemplar en el British Museum de Londres, pero su origen es indio. Concretamente de la región de Bikaner, dentro del estado de Rajastán al norte de la India.
Se trata de una pintura realizada aproximadamente hacia el año 1690 y en ella se nos presenta un milagro del dios Krishna. Según ese mito, el dios del trueno, llamado Indra, castigó a toda una población por adorar al monte Govadharna en vez de a él. Y como castigo provocó un devastador diluvio. Sin embargo, el joven Krishna que por entonces era un pastor, fue capaz de evitar la catástrofe levantando con un dedo todo ese pueblo y la montaña durante siete días con sus siete noches.
No hay que olvidar que Krishna es la octava reencarnación de la deidad suprema del Hinduismo: Visnú. Y Krishna sirve para narrar su estancia en la tierra con los hombres.
Este relato aparece en el libro Bhagavata Purana del siglo X. Un texto sagrado que reverenciaba el rey de Bikaner, Anuj Singh, todo un mecenas de las artes a finales del siglo XVII, quien creó una importante escuela de ilustración.
En ella surgió un artista como Ustad Sahibdin, el autor de la obra que aquí vemos. Este Sahibdin fue un verdadero renovador de las tradiciones artísticas de su tiempo. Sobre todo por el refinamiento en el que envolvía sus trabajos, donde dominan las líneas delicadas y también hay colores nuevos, que antes tan apenas se habían usado.
Son figuras delgadas, muy estilizadas y casi con apariencias de muñecos. De entre todas esas figuras destaca en el centro el propio dios Krishna. El cual tiene un cuerpo azulado, a diferencia del resto que son blancos. Y además lleva diferentes joyas y una corona, algo que no concuerda con que viviera en la tierra como un sencillo pastor, sin embargo en la pintura había que remarcar su carácter divino como rey de reyes.
Él ocupa el centro y a sus lados se dispone un séquito de mujeres que agitan objetos y le miran en señal de adoración.
Y también se distingue a Indra, el dios del trueno. Pero este se encuentra en la zona alta de la pintura. Rodeado de las mismas nubes negras que él lanza a los hombres, y sobre las cuales Indra va cabalgando a lomos de su elefante blanco.
Además de todos esos elementos propios del relato del milagro, un detalle muy interesante de esta pieza es la aparición de diversas escenas de carácter muy naturalista en primer plano. Todas ellas relacionadas con el ganado. Y es que podemos ver por ejemplo como una vaca está dando a luz a un ternero, como otra es ordeñada o como dan de mamar a sus crías.