La Batalla de Waterloo de Jan Willem Pieneman
Este óleo sobre lienzo pintado por el artista holandés Jan Willem Pieneman en el año 1824 es una de las obras de mayor superficie que atesora el Rijksmuseum de Ámsterdam. Este cuadro mide ni más ni menos 823 cm. de largo por 567 de alto.
Tales dimensiones son las que se consideraron apropiadas para representar un acontecimiento de enorme importancia, no solo para los Países Bajos, sino en realidad para toda Europa. Y es que el cuadro plasma la derrota de las tropas napoleónicas a manos de un ejército multinacional en el que estaban los holandeses, también el ejército prusiano y el los soldados británicos. Esa fue la Batalla de Waterloo que tuvo lugar en junio de 1815 en un paraje cercano a la ciudad belga de Waterloo, una derrota que supuso el comienzo del fin de Napoleón Bonaparte.
Las tropas holandesas estaban comandadas por el heredero al trono de los Países Bajos, Guillermo de Orange, quien fue herido en aquella batalla, y de hecho se le muestra en un camilla. Una herida que no impidió que en su país se le considerase todo un héroe. Por eso no extraña que incluso años más tarde, Pieneman, un auténtico especialista en pintura histórica, realizar esta obra.
Tardó varios años en ejecutarla, pero no reparo en gastos, ni en documentación. Se sabe que se entrevistó con muchos de los personajes que participaron, incluido el comandante en jefe, el duque de Wellington, y de hecho retrató en el cuadro varias decenas de personas. El propio Wellington sobre su caballo castaño, el Príncipe Guillermo en primer plano, en una camilla y con la herida en el hombro. O el teniendo coronel inglés Freemantle.
Cuando la obra estaba acabada en 1824 fue todo un acontecimiento, y se exhibió en varias ciudades, como Bruselas, Londres o la propia Ámsterdam. Tales exposiciones le supusieron mucho prestigio y también dinero al autor, y además acabó comprándola la corona.
Sin duda la escena es portentosa. Hay cientos de historias representadas en el lienzo, si bien la principal es el momento en el que Wellington se entera de que las tropas prusianas, lideradas por el mariscal de campo von Blücher, van a llegar a tiempo para participar n la batalla. Un hecho que sería decisivo para lograr la victoria.
Así que no muestra la batalla en sí, sino un punto de inflexión en la misma. Así que no se ceba en los vencidos, a los que se intuye en retirada, y en cambio muestra a los vencedores con una actitud muy digna.