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La batalla de Alejandro Magno de Albrecht Altdorfer

Publicado por A. Cerra

La batalla de Alejandro Magno de Albrecht Altdorfer

Albrecht Altdorfer (h. 1480 – 1538), pintor de Ratisbona, gracias a obras como Cristo despidiéndose de su madre o el ciclo de imágenes sobre la Historia de los Duques de Baviera es uno de los grandes artistas de la pintura renacentista en Alemania.

Y un estupendo ejemplo es esta tabla, pintada al óleo y al temple, que forma parte del citado ciclo bávaro, y de hecho en la actualidad se encuentra en la Antigua Pinacoteca de Múnich.

La tabla plasma la célebre batalla de Issos en la que Alejandro Magno venció al Darío, rey de los persas. Una batalla multitudinaria tal y como la representa el pintor con infinidad de personajes repartidos por por gran parte de la imagen. Se trata de un espacio por otra parte grandioso. Tanto que casi se funde con lo celestial y podemos ver que hay un horizonte curvado, tal como se observaría si ascendiésemos a gran altura. Algo que obviamente Aldorfer no hizo. Lo cual no deja de ser misterioso.

Es una vista extensísima, que se pierde en las montañas lejanas y el mar, mientras el sol se pone y genera una especie de remolino de rayos y nubes en la aparte derecha. Mientas que en la esquina superior izquierda distinguimos a la Luna. Una representación firmamento que le aporta un toque dramático muy especial y novedoso, ya que hay que tener en cuenta que estamos ante un cuadro realizado en 1529.

Y entre ambos astros y tantas nubes el cielo se abre en el centro para que aparezca esta enorme aureola con la leyenda de la batalla situada sobre las aguas de la laguna donde tuvo lugar el combate.

Es un cuadro increíble porque la intención de su creador ha sido tener a vista de pájaro una visión de toda esa zona del mundo, desde Chipre hasta Oriente Próximo, pasando por el delta del Nilo en Egipto. Una visión sublime, con la que además ha querido trascender el acontecimiento histórico. Muchos otros lo habían representado, desde otros cuadros a viejos mosaicos romanos, pero Altdorfer va más allá. Su intención es vincularlo con acontecimientos cósmicos.

No obstante también hay otra relación muy interesante, entre ese brillo del Sol que muestra todo su poder, mientras la luna se empequeñece. Y es que hay que tener en cuenta el momento histórico en el que se pintó la obra, unos años del siglo XVI en los que los turcos musulmanes se estaban acercando a ciudades cristianas como la propia Viena, de manera que quiso plasmar de una forma sutil ese choque de culturas, entre Oriente y Occidente, igual que había ocurrido entre persas y griegos.