Timoclea matando al capitán de Alejandro Magno de Elisabetta Sirani
El caso de Elisabetta Sirani (1637 – 1665) fue el de una pintora realmente excepcional. Y es que siendo mujer, alcanzó un prestigio más que relevante a nivel italiano y europeo. Consiguiéndolo con una vida realmente corta, ya que falleció de forma prematura con tan solo 27 años. Sin embargo, para entonces, en sus apenas diez años de carrera profesional ya había realizado una producción cercana a las 200 pinturas, además de dibujos y grabados.
Ella era hija del pintor Giovanni Andrea Sirani, mano derecha de Guido Reni, el gran pintor de su ciudad: Bolonia. Pero la chica no pudo aprender de pintura con el célebre maestro porque murió cuando ella era casi un bebé, ni tampoco se pudo formar en la Academia de Bolonia, a la que no podían acudir las mujeres. Por eso desde niña practicó con los pinceles junto a su padre, y sus dos hermanas Bárbara y Ana María. Pronto el progenitor se dio cuenta del enorme talento de su hija, tanto que ya era una pintora profesional con solo 19 años y comenzó a ser ella la que dirigía el taller. Lo cual coincidió con la inhabilitación por enfermedad de Andrea Sirani.
De aquel taller no dejaban de salir obras, sobre todo por la enorme rapidez de Elisabetta, además de por la ayuda de sus hermanas. A las que pronto se sumaron más aprendices y discípulas, todas mujeres, ya que la pintora decidió formar a otras mujeres que como ella no tenían acceso a la academia oficial de la ciudad.
La producción era altísima y de gran calidad. En su mayor parte eran obras de temática religiosa, y también le encargaban de vez en cuanto al retrato. No obstante, Elisabetta Sirani, al igual que hizo su contemporánea Artemisia Gentileschi tenía predilección por ciertos temas que representaban el poder de la mujer. Es decir, en más de una ocasión se inspiró en episodios legendarios y mitológicos para retratar mujeres fuertes.
Ese es el caso de esta obra de 1559 que hoy está en el Museo di Capodimonte en Nápoles. La escena es Timoclea matando al capitán de Alejandro Magno. Y se inspira en el relato que hizo Plutarco, según el cual, cuando la ciudad de Tebas fue tomada por las tropas de Alejandro, los soldados cometieron infinidad de crímenes. Uno de ellos tuvo lugar en la casa de Timoclea, una de las mujeres más relevantes de la sociedad tebana.
Aunque eso no impidió que fuera violada por el capitán que entró a su casa. Y además tras la violación quiso robarle y le preguntó donde guardaba las joyas. Entonces la mujer le dijo que estaban ocultas en el fondo del pozo de la casa. Así que cuando el militar se dispuso a hacerse con el botín, ella le empujó al fondo del pozo y luego lo mató a pedradas.
En definitiva estamos ante una pintora de carácter y de enorme maestría. De hecho, cuando Elisabetta Sirani falleció era toda una celebridad en Bolonia. Por eso su funeral fue fastuoso y populoso. E incluso su cuerpo fue enterrado en la misma capilla donde ya estaban los restos del gran artista del barroco boloñés, es decir, Guido Reni.