La familia de Darío ante Alejandro del Veronés
Paolo Veronés (h. 1528 – 1588) es, junto a Tintoretto, el pintor que mejor encarna el espíritu y las características de la pintura veneciana durante gran parte del siglo XVI. Y lo es gracias a sus enormes cuadros y pinturas al fresco de carácter decorativo, tanto con temas religiosos, como es el caso de las Bodas de Caná, como con temas mitológicos o históricos, como es el caso de este enorme lienzo de 236 x 475 centímetros. Y sin duda por el lujo y boato que siempre confiere a sus pinturas, Veronés fue uno de los grandes inspiradores de la imagen que todos tenemos sobre la ciudad de Venecia.
Y por otra parte fue un perfecto dominador del elemento que define el arte veneciano. Es decir, el color. Algo que se puede ver en esta obra. Aquí va yuxtaponiendo colores muy saturados en las sombras. Son rojos, marrones, verdes, dorados, naranjas, grises, azules y violetas. Y esos mismos colores los usa para las zonas iluminadas, pero en este caso mucho más diluidos. Sin duda, el uso del color es todo un derroche de imaginación, y de maestría. Lo hace de tal modo, que incluso en las zonas ensombrecidas, los tonos parecen irradiar luz.
El cuadro lo pintó para el palacio de la familia Pisani, y aunque supuestamente está representando una escena de la Antigüedad, los personajes visten con una singular mezcla entre la fantasía y los ropajes del siglo XVI. No hay ningún criterio de arqueología para representar el encuentro en Alejandro Magno y el rey persa Darío III. Lo único que se quiere mostrar es la magnanimidad de Alejandro con el gobernante vencido en la batalla de Issos.
Tras la derrota, el conquistador macedonio le prometió a sus enemigo que no mataría a su madre, a su esposa y a sus hijos. Y lo cumplió, e incluso ni siquiera tomó como concubina a la mujer de Dario III, tal y como tenía derecho según las costumbres de la época. Ese acto de benevolencia con el derrotado es lo que plasma el lienzo. Y cumplió con ello, pese a que al conocer a la familia de Darío, la madre del rey persa no reconoció a Alejandro y presentó sus respetos a uno de sus generales, que además era más alto que él. Precisamente ese es el momento elegido para la representación
Posiblemente Veronés y sus encargantes (los cuales estarían retratados en las distintas figuras) lo concibieron para ser colocado en alto. De ahí esa composición de las figuras en tres grupos justo al borde de la tela, simulando que están en una terraza.