Jesús entre los doctores, El Veronés
El lienzo de Jesús entre los doctores, también conocido como Disputa con los doctores en el templo es una obra de gran formato –más de dos metros de alto y cuatro de largo- en la que el artista del renacimiento italiano Paolo Veronese pintaría en óleo sobre lienzo.
El Veronés (1528 – 1588) como normalmente se le conoce en España, comenzó su formación en su Verona natal, pero pronto se trasladará a Venecia donde comenzará a trabajar y formarse en el taller de Antonio Badile. Tras realizar sus primeros encargos importantes en solitario decide viajar a Roma en la década de los sesenta para estudiar las formas clasicistas de la escuela romana. Se ve profundamente influenciado por Miguel Ángel cuya huella se hace patente en las obras pictóricas realizadas tras este viaje.
Será sin duda en la década de los setenta donde el Veronés desarrolle sus mejores pinturas; de esta época son precisamente los lienzos de gran formato que establecen una nueva tipología característica del artista en la representación de temas bíblicos como el que aquí nos ocupa.
Sin embargo en la Disputa con los doctores los historiadores del arte no se ponen de acuerdo en la datación, si bien parecía que se podría tomar como verdadera la fecha que aparece en el libro de uno de los personajes de primer término, 1548, finalmente se rechazado esta datación pero también se ha concluido que no debe ser posterior a 1565.
En la obra el Veronés representa una temática típica de la tradición cristiana basándose en el Evangelio de San Lucas. Un joven Jesucristo está en pleno debate con los exégetas judíos y por su posición más elevada y en el centro de la composición, podemos concluir que ha salido victorioso.
La escena se desarrolla, como es característico de este artista en las obras de este tipo, en el interior de una arquitectura de corte clasicista. De hecho en los elementos arquitectónicos se hace patente el estilo palladiano.
En la escena el artista ha hecho alarde de su maestría técnica y compositiva incorporando un buen número de figuras, son unas veinticinco, en las más diversas posturas y actitudes. Jesucristo aparece representado como un joven imberbe que tranquilamente explica a los doctores las doctrinas de su Padre. Éstos por su parte se agitan y protestan, consultan los libros o escuchan maravillados al joven.
Entre las figuras destaca la presencia de un hombre sentado en una silla en primer plano y vestido completamente de negro, se ha pensado que éste podría ser el comitente de la obra y el hecho de que lleve una rama de romero en su mano podría indicar que la obra fue encargada para conmemorar una peregrinación a Tierra Santa.
Al fondo entre los doctores se observa la muchedumbre que acude al templo y las consternadas figuras de San José y María que desesperados buscan a su jovencísimo hijo.
Como buen representante de la escuela veneciana el Veronés ha hecho en su obra gala de un perfecto dominio cromático, utiliza una variadísima gama de colores, y efectos lumínicos con contrastes entre luces y sombras.