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La muerte de la Virgen, Caravaggio

Publicado por Laura Prieto Fernández

La muerte de la Virgen es sin duda una de las obras más polémicas del pintor barroco Michelangelo Merisi da Caravaggio, más conocido sencillamente como Caravaggio (1571 -1610). Éste fue, sin duda alguna, la figura más relevante del barroco italiano en el campo de la pintura, su estilo realista y sus estudios lumínicos en torno al tenebrismo han traspasado fronteras y causado admiración durante siglos.

muerte virgen

En la muerte de la Virgen nos encontramos ante un tema religioso, la obra fue encargada por el abogado del papa -Lorenzo Cherubini- para su propia capilla situada en la iglesia de Santa María della Scala, Roma en torno a 1601 y la ejecución se prolongaría entre tres y cuatro años. Nada más presentar su obra las críticas llovieron sobre Caravaggio, la obra fue tachada de irrespetuosa e incluso herética y el abogado del papa rechazó de inmediato el encargo. Finalmente la obra fue adquirida por el duque de Mantua gracias a la intercesión de su embajador en Italia, el mismísimo Rubens que consideró la obra como una de las mejores producciones del pintor italiano. Después de pasar por diversos propietarios hoy podemos apreciar La muerte de la Virgen dentro de la colección del Museo Louvre de Paris.

El tema de la muerte de la Virgen ha sido a lo largo de la historia objeto de múltiples interpretaciones, por aquel entonces el Vaticano no había tomado una postura concreta sobre cómo habría sido la muerte de la Madre de Cristo, un hecho que no aparece relatado en las Escrituras. Dentro del dogma de fe está recogido que María subió a los cielos en cuerpo y alma pero mientras unos apostaban por una dormición y ascensión al cielo, otros lo hacían por una muerte sin dolor alguno y la posterior ascensión al cielo. Además no debemos olvidar el contexto histórico en el que se desarrolla la obra, en aquellos momentos la Contrarreforma y el Concilio de Trento utilizaron el mundo artístico con una intención didáctica para trasmitir las creencias cristianas y luchar contra las cada vez más extendidas doctrinas reformistas.

La figura de María es el centro que rige la obra, ésta aparece representada como una mujer muerta con los pies y el vientre hinchados. La figura está tratada con gran realismo, su mano cae sin vida hacia el suelo y su encarnación es pálida y enfermiza. Caravaggio representa el tema con gran realismo, de hecho parece ser que el artista tomó como modelo a una conocida prostituta que hallaron muerta en el Tíber, y alejado de los dogmas de la iglesia, obvia el tema de la ascensión representando tan sólo la muerte de la Virgen.

Alrededor de la figura de María se disponen los Apóstoles y María Magdalena, ésta aparece sedente en una silla al lado de la cama mientras que los discípulos de Cristo están de pie rodeando la cama. La tristeza está contenida, no son figuras excesivamente expresivas de hecho casi todos los personajes ocultan de una u otra manera su rostro.

El ambiente en el que se desarrolla la escena es de lo más humilde. La composición destaca por las dos diagonales paralelas que presentan el cuerpo de María y el cortinaje rojo, típico de las escenas fúnebres, situado en la parte superior. La paleta es sencilla con tonalidades pardas en las que tan sólo destaca el rojo brillante de las dos diagonales. La luminosidad tenebrista es la típica de Caravaggio iluminando el tema principal, en este caso la figura de María, y propagándose por el resto del cuadro una profunda oscuridad.