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La muerte de Sardanápalo

Publicado por Laura Prieto Fernández

La muerte de Sardanápalo es un magnífico óleo sobre lienzo de grandes dimensiones (395×495 cm) realizado por el artista romántico Eugène Delacroix 1798 – 1863. La obra realizada por Delacroix trata un antiguo tema histórico de la cultura Asiria: Sardanápalo, rey de Nínime, decide terminar el mismo con su imperio antes de que las tropas de los enemigos, posiblemente su hermano Asurbanipal, sitien su ciudad y conquisten su palacio. De esta manera el monarca decide que es mejor el suicidio que caer en las manos de sus contrarios.

Delacroix_-_La_Mort_de_Sardanapale_(1827)

Delacroix basándose en los escritos Lord Bayron representa a Sardanápalo observando desde su lecho como sus soldados asesinan a las concubinas de la corte para posteriormente concluir el suicidio colectivo.

En realidad la obra no es solo un tema histórico es también una alegoría a la pintura romántica frente a la sobriedad de la escuela clasicista que en aquel momento estaba representada por la obra de Ingres. La muerte de Sardanápalo representa el caos de la enajenación humana, la locura del hombre romántico frente a la racionalidad del espíritu neoclasicista.

El dramatismo de la escena nos remite a otras obras del artista como La matanza de Quíos 1824, en ambas el francés opta por temas dramáticos con personajes en inverisímiles posiciones; no obstante en esta nueva obra el movimiento es aún más patente que en la anterior.

Las figuras femeninas de pálida encarnación contrastan con la piel negra de los soldados del monarca. Son todas figuras corpulentas, anchas con fuerza y sensualidad. Especial mención merece la figura de Sardanápalo que observa la escena con asombrosa parsimonia.

El detallismo es espectacular en toda la composición, desde los personajes principales hasta los detalles más ínfimos pasando por la calidad táctil de las telas o la musculatura de los animales el artista cuida todos y cada uno de los aspectos que aparecen en esta impresionante obra de arte.

La paleta de colores está basada en una gama terrosa con brillantes colores rojizos que contrastan con los blancos de las telas y la pálida encarnación de las féminas. La composición ha sido muy estudiada, no obstante el cuadro posee una impresión de inacabado con pinceladas rápidas y certeras sobre todo en la parte del fondo.

La luz está proyectada desde diversos focos plasmando diferentes puntos focales de referencia, quizás el más destacado de ellos es la diagonal que cruza desde el monarca asirio hasta la esquina inferior derecha donde una mujer es acuchillada por la espalda por un mercenario del rey.

La obra no fue bien acogida en el Salón de 1829; se la criticó por su colorido, demasiado brillante para tratarse de un episodio tan trágico y dramático, y por su tendencia al non finito, lo inacabado. De hecho las críticas y comentarios en torno a la obra fueron tan feroces que provocaron que el artista se retirara durante casi cinco años de la escena pública. Sin embargo hoy es una de las obras más aclamadas por mostrar como pocas casi todas las pautas estilísticas de la pintura romántica. Actualmente La muerte de Sardanápalo se expone en el museo Louvre de Paris.