La novia judía, Rembrandt
La pintura de Rembrandt ha cautivado a los expertos a lo largo de los años y quizás por ello sus cuadros han sido tan valorados a lo largo de la historia. No obstante y a pesar de los múltiples estudios que se han realizado sobre sus lienzos hoy en día muchos de ellos presentan interrogantes que no se han podido esclarecer. La obra que aquí nos encontramos es uno de esos ejemplos cuya iconografía aún no se ha podido esclarecer del todo.
Pintado en la segunda mitad del siglo XVII, en torno al año 1666, el artista nos presenta el lienzo bajo el título Het Joodse bruidje, que se podría traducir como La novia judía. Rembrandt Hamernszoon van Rijn, más conocido sencillamente como Rembrandt (1606 – 1669) es una de las figuras más destacadas del arte barroco y sin lugar a dudas el mejor representante de esta estética en la escuela holandesa. Nacido en el seno de una familia acomodada, el artista se inició pronto en la pintura, formándose primero en el taller de un maestro de Leiden y posteriormente con otro maestro diferente en Ámsterdam. La pintura de Rembrandt ha coincido con una época denominada como Edad de Oro Holandesa, una etapa de gran florecimiento cultural, artístico y económico para el país. Rembrandt cosechó numerosos éxitos en vida y sin embargo al final de su vida acabó sumido en la pobreza y la ruina personal.
La obra que aquí nos ocupa se exhibe en la actualidad en el Rijks Museum de Ámsterdam y en ella aparece representado un hombre junto a una joven dama en una extraña posición. Su iconografía siempre ha sido un misterio, pero fue a principios del siglo XIX cuando un conocido coleccionista de arte privado hizo pública la teoría de que la escena podría identificarse como un padre judío acompañando a su hija en el momento de su matrimonio. Estudios posteriores plantearon la hipótesis de que el padre pudo ser quién le regaló a su hija el collar que ésta luce en el cuello –explicando de esta manera la extraña postura del hombre sujetando a la muchacha por el pecho- o incluso que la pareja pudiese representar a Titus, el hijo de Rembrandt—junto con su reciente esposa, Margarita Van Loo, algo bastante probable si tenemos en cuenta que muchos de los personajes representados por el artista en sus lienzos pertenecían a su propia familia.
No obstante estudios más recientes parecen decantarse por una iconografía más tradicional y religiosa, la pareja sería entonces alguno de los personajes icónicos del Antiguo Testamento como Abraham y Sara o quizás Isaac y Rebeca que el pintor había caracterizado según la moda de su propia época.
Especial mención merece el detallismo y la laboriosidad con la que el artista ha trabajado las telas o las joyas que luce la joven. Los personajes se recortan sobre un fondo neutro y oscuro que nos remite a las formas del tenebrismo mientras que la pelta cromática utilizada para representar a la pareja es más clara y brillante.