Los Lirios, Van Gogh
Bajo a la temática de los Lirios podemos encontrar un buen número de lienzos realizados por el artista postimpresionista Vicent Van Gogh. Van Gogh (1853 – 1890) representa como pocos el ideal de pintor atormentado; su obra se encuentra profundamente ligada a su precaria salud mental por lo que la actividad artística del pintor holandés no puede comprenderse sin tener en cuenta sus continuas depresiones, brotes psicóticos…
Van Gogh se inició tarde en el mundo de la pintura pero aun así ha sido uno de los pintores más prolíferos de la historia del arte. En su juventud el artista estudió teología algo que influirá profundamente en sus primeras composiciones. Su hermano Theo será su principal apoyo manteniendo con él una continua corriente de correspondencia que evidenciaba sus trastornos pero que a día de hoy es una inagotable fuente de información acerca del pintor. Tras pasar un tiempo en París con su hermano, el artista decide instalarse en la localidad de Arles y crear una especie de escuela como años atrás había ocurrido con Barbizon. La personalidad del pintor hizo imposible la convivencia y fruto de una terrible pelea con Gaugin Van Gogh se cortó la oreja. Por voluntad propia el artista ingresó en el Hospital psiquiátrico de Saint –Remy donde su única inspiración eran los jardines que rodeaban el centro médico.
De esta estancia surgen un buen número de lienzos -ciento treinta obras- muchas de las cuales se engloban bajo la temática de los lirios. Según su correspondencia con Theo la primera semana de su ingreso comenzó a realizar algunos lienzos sobre los lirios; en realidad, no podemos considerar que el artista haya pretendido realizar una verdadera obra, ya que ni siquiera había realizado ningún dibujo preparatorio, más bien se trataría de estudios. Con todo unos años después su hermano Theo presentó algunas de estas obras al Salón des Independants en 1889.
Además de los lirios, Van Gogh también se sintió atraído por otras flores como los girasoles, que se convirtieron en uno de sus temas más recurrentes. Sin embargo, los lirios poseían para él un significado especial. En la cultura occidental, estos flores han sido tradicionalmente asociadas con la pureza y la inocencia, pero también con la muerte y la resurrección. Es posible que Van Gogh, con su profundo conocimiento de la teología y la simbología, estuviera consciente de estas connotaciones al elegir los lirios como sujeto.
En casi todos los lienzos de los Lirios se pueden apreciar algunas características o elementos que representan la estética de Vicent Van Gogh en una etapa cuya pintura ya estaba consolidada: así encontramos los contornos que aparecen remarcados con gruesas líneas negras perfilando los objetos representados y que muestras la influencia que tuvo en el artista la estampa japonesa. Esta técnica denominada como cloisonismo, fue muy popular entre los pintores impresionistas y postimpresionistas. Las líneas a menudo se ondulan sinuosamente en los tallos y las hojas de los lirios logrando una sensación de dinamismo que contagia al espectador.
La aplicación del color también deriva del mismo cloisonne, son colores planos y a menudos muy contrastados, los verdes de las hojas se contraponen a los tonos malva y azulados de las flores de los lirios y a la gama terrosa que el artista utiliza en ocasiones para representar el suelo de la naturaleza. El artista ha logrado como pocos antes lo habían hecho un espectacular manejo de las gamas cromáticas complementarias que trasmiten al espectador las inquietudes de su mente atormentada.
Puede que Van Gogh nunca considerase sus Lirios como auténticas obras de arte pero lo cierto es que la historia ha sabido apreciar la genialidad del artista y en 1987 uno de estos lienzos se convirtió en la obra mejor pagada de la historia hasta entonces con más de 50 millones de dólares.
Es importante destacar que, a pesar de la fama y el reconocimiento que ha alcanzado su obra en la actualidad, Van Gogh vivió gran parte de su vida en la pobreza y el anonimato. Durante su vida, sólo vendió una pintura, «El viñedo rojo», a la pintora y coleccionista de arte Anna Boch. Sin embargo, su influencia en el arte del siglo XX es incuestionable y su legado perdura hasta nuestros días.