La siega de Van Gogh
Esta obra realizada por Vincent Van Gogh en el año 1888 se expone hoy en día en el museo Van Gogh de Ámsterdam. Si bien la obra la realizó durante su estancia en Arlés, posiblemente el periodo más feliz de su vida, cuando compartió la Casa Amarilla con Gauguin, si bien aquella experiencia vital tuvo un triste final.
No obstante, antes de que aquello se acabara pintó esta obra, que según el propio artista, era su mejor cuadro con mucha diferencia, tal y como le escribió a su hermano Theo, con quién mantuvo una estrecha relación epistolar, que en la actualidad son los mejores documentos para conocer la biografía y personalidad del artista holandés.
Fue a lo largo del mes de junio de ese año cuando el artista salía a pasear por los alrededores de esa ciudad de la Provenza francesa y descubrió los campos de trigo y sus intensos colores. Esas llanuras le recordaban a su Holanda natal, y les dedicó varias obras, que comenzaba al aire libre y luego culminaba en su taller.
Pero antes de eso construía prácticamente toda la escena en el exterior, de hecho se conservan los dibujos a lápiz y tinta china que realizó. A eso se debe la cuidada composición formada por cuerpos geométricos de todo este paisaje, en el que cada detalle está plasmado con sumo cuidado.
En esta tela, que también se conoce como La Llanura de Crau, se puede ver todos los tonos que integraban la paleta de Van Gogh, y todos ellos usados con una relación muy armónica. Desde el ocre y el naranja para el trigo del primer plano, la posterior gama de verdes para la huerta protegida por la empalizada, el amarillo intenso de los trigales y finalmente el azul de las colinas del fondo y el cielo sin nubes. Y además aparece la nota de un rojo intenso en el arado que descansa en el camino, y el azul de la carreta que ocupa el centro geométrico de la tela.
Si se trazasen dos líneas diagonales sobre el lienzo se vería que esa carreta está en el punto central donde se unirían. Y a partir de esas diagonales también se puede ver como todo está construido por franjas en profundidad para generar la perspectiva. A modo de ejemplo, se puede comprobar que el espacio ocupado por el cielo es aproximadamente una sexta parte de la altura de la escena, lo que le permite generar ese punto de vista tan alto. Y es que las cuestiones de perspectiva fueron un tema que le preocupó mucho a Van Gogh a la hora de pintar sus paisajes.
Incluso se sabe que se construyó un “bastidor de perspectiva”, basándose en estudios que siglos antes había realizado el artista alemán del Renacimiento Albert Durero.