Esta pintura realizada por Vincent Van Gogh en 1890 y expuesta en el museo que hay en su honor en Amsterdam, está cargada de interpretaciones literarias, ya que fue una de sus últimas obras antes de morir, por eso toda la imagen se ha interpretado como una premonición de la desaparición de este pintor holandés.
Pictóricamente, reúnen las características emblemáticas del arte postimpresionista de Van Gogh, es decir, usa la forma de las pinceladas y el color como medios de expresión. Su pincelada y el color son los elementos claves para entender sus obras, sean bodegones como Los Girasoles, paisajes naturales como Noche Estrellada, o paisajes urbanos como La Casa Amarilla.
Con esos elementos nos transmite sus emociones ante el mundo natural. Aquí vemos un cielo de un azul intenso elevado sobre el amarillo dorado del trigo, y entre ambas zonas de color aparecen las salpicaduras negras que son el vuelo de los cuervos.
Semejante composición vendría a hablarnos de tristeza y de soledad, lo cual no es inconveniente para que veamos su completo asombro hasta la belleza del paisaje y de la naturaleza en general. Las cartas que el pintor enviaba regularmente a su hermano son el mejor medio para comprender su arte, e incluso seguramente nadie lo haya definido tan bien como él mismo. Por ejemplo dijo: