Arte
Inicio Pintura, Postimpresionismo Noche Estrellada, Van Gogh

Noche Estrellada, Van Gogh

Publicado por Laura Prieto Fernández

La Noche Estrellada fue realizada por el pintor postimpresionista Vicent Van Gogh. A pesar de que hoy la figura de Van Gogh es una las más famosas en la historia del arte durante su vida el pintor no cosechó a penas ningún éxito pese a tener una prolífera obra, de sus casi 900 cuadros tan solo logró vender uno en vida. Este fracaso en el terreno artístico y su deteriorada salud mental y física, el neerlandés sufría no solamente de fuertes brotes de epilepsia también tenía ataques psicóticos, le llevaron a ser internado en el sanatorio de Saint-Remy (Provenza) desde mayo de 1889.

Este paisaje nocturno se correspondería con las vistas que Van Gogh podía observar desde su ventana en Saint-Remy. No obstante la obra no fue pintada de noche siguiendo el original, el neerlandés pintó la obra de día y de memoria estableciendo una síntesis entre lo real y su mundo imaginario.

En primer plano unos cipreses ondean al viento con formas vigorosas, la planitud de su composición y sus formas redondeadas nos remiten a la influencia de la estampa japonesa y a la obra del, también postimpresionista Seurat.

En la parte de abajo del cuadro Van Gogh representa un pequeño pueblo del que destaca la aguja de su catedral o iglesia, posiblemente de estilo gótico. Las casas son realizadas con precisión a través de gruesas líneas que se rellenan de color. En muchas de ellas una pequeña luz dorada nos indica la vida familiar en el interior del hogar.

Al fondo unas ondulantes montañas cabalgan unas sobre otras marcando la línea del horizonte. El hecho de situar esta línea tan baja hace referencia a la importancia que el artista otorga al espacio celeste. En el cuadro la noche es la verdadera protagonista; no lo cipreses de primer término, ni tan siquiera el pequeño poblado, es la noche con su luna en cuarto menguante y las estrellas brillando en el oscuro cielo.

La temática nocturna era una de las favoritas del pintor neerlandés que ya la había trabajado en otras de sus obras como La terraza del café. Es precisamente el cielo que se torna circular alrededor de la luna y las estrellas lo que otorga movimiento al conjunto e insufla viva al adormecido paisaje nocturno del pueblo.

La composición horizontal que marcan las montañas dividiendo cielo y tierra se rompe por la verticalidad del ciprés.

Las líneas ondulantes se han relacionado a menudo con su precario estado mental, la curva como reflejo de la confusión y frustración mental que sufría el artista.

Los tonos utilizados son comunes en esta última etapa del pintor: azules, malva…colores fríos que en esta ocasión se contraponen a la calidez que desprende el amarillo y que parece inundar toda la composición.

La pincelada es corta y rápida, fuertemente cargada de pigmento que induce al movimiento y dinamismo en la composición.

Paradójicamente pese a la mala situación que vivió Van Gogh durante toda su vida hoy es uno de los artistas más afamados, su obra ha sido tomada como referente por miles de artistas y unas de las mejores cotizadas en el mundo del arte.