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Terraza de café por la noche de Van Gogh

Publicado por A. Cerra

Terraza de café por la noche de Van Gogh

Esta tela forma pareja con otra titulada Café de noche, interior. Ambas fueron pintadas en 1888 durante las noches de borracheras a base de absenta que el pintor pasó en la ciudad francesa de Arles. Por cierto, en esta ciudad no hay ninguna tela de las muchas que aquí pintó el artista holandés, y mucho menos estas, ya que una (el interior) se custodia en la Universidad de Yale, en Connecticut, Estados Unidos, y la otra (el exterior) en el Museo Kroller-Muller de Otterlo, en Holanda.

Los dos cuadros son fruto de un periodo muy concreto de la producción de Vincent Van Gogh, una fase en la que le preocupó especialmente la representación nocturna, de ahí que durante también este tiempo pintara las siluetas de edificios a la luz de las farolas o su famosa Noche estrellada.

En este caso vemos una vista lateral del café, no ha elegido una vista frontal desde el centro de la plaza. Prefiere ese otro punto de vista, porque así le permite mostrar el halo luminoso que emana el bar. Y en una perspectiva dentro de la ciudad, vemos al fondo el cielo, un cielo profundo y oscuro con brillantes estrellas. En realidad, esas estrellas son aureolas de luz.

Si bien su luz no es suficiente para iluminar la escena, y se necesitan otros focos de luz, como son las lámparas de gas que hay sobre la terraza. Unas lámparas que inmediatamente nos recuerdan al interior del café que se ve en la tela ya citada más arriba.

Analizando la composición es fácilmente reconocible una construcción muy geométrica de la escena, ya que todo se basa en el empleo de diagonales, verticales y horizontales como las que se ven en la perspectiva de la calle, el toldo, la pared del bar o su tarima sobre el empedrado. Y con todas esas líneas, el artista nos va delimitando las masas de color, principalmente de amarillos (luz) y azules (oscuridad). Es decir, juega con colores puros, algo que es muy habitual en otros muchos cuadros de Van Gogh.

Podríamos decir que esta escena es mucho más alegre y optimista que otros muchos cuadros del momento, comenzando con la atmósfera de tristeza que inunda Café de noche, interior. Aquí vemos una escena más animada, con gentes que toman algo en el velador y son atendidas por la camarera, o personas que pasean por la plaza y se acercan al café. Por cierto, unos personajes con cierto nivel de detalle en los sombreros, o en los bolsos. Pero son detalles no a base de dibujo, sino de color. Un color aplicado con la pincelada suelta que caracteriza a este artista postimpresionista.