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Noctámbulos, Hopper

Publicado por Laura Prieto Fernández

Los noctámbulos cuyo título original es Nightawks, es un óleo sobre lienzo pintado por el artista del hiperrealismo Edward Hopper. La obra es una de las mejores producciones del artista neoyorkino además de un referente para el arte de vanguardia del siglo XX y una de las mejores críticas a la sociedad urbanita que un artista ha podido realizar.

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Edward Hopper (1882 – 1967) es una de las figuras más representativas de la conocida como Escuela de Ashcan, un conjunto de artista que durante los primeros años del siglo XX se dedicaron a plasmar en sus lienzos la vida urbana moderna. Entre todos los artistas que conformaron la famosa escuela, Hopper era sin lugar a dudas uno de los más destacados. Nacido en la ciudad de Nueva York Hopper se formó en la Escuela de Arte de Nueva York donde coincidiría con algunos de los pintores más importantes de su época. Durante algunos años el artista viajó por Europa conociendo el arte de las vanguardias y el impresionismo pero su éxito realmente llegará cuando, a su vuelta a Estados Unidos, Hopper decida volcar su arte hacia la modernidad urbana.

La obra de Hopper que aquí nos ocupa, fue pintada en la primera mitad del siglo XX hacia el año 1942 y se encuentra en la actualidad en el Instituto de Arte de Chicago, en EEUU. En ella el artista representa una escena típica que se podría observar en cualquier ciudad americana: situándonos en un punto de vista de vista exterior, el artista nos muestra a través de unas amplias cristaleras el interior de un restaurante donde cuatro personas –tres clientes y un camarero- aparecen en el interior completamente absortos en sus dilemas y pensamientos internos; la obra se ha convertido en una de las mejores representaciones de la soledad.

La escena se desarrolla en el típico diner o restaurante americano con grandes ventanales y situado en esquina. Parece ser que el artista pudo inspirarse o tal vez recrear, un pequeño diner que acababan de derribar en su barrio, el Greenwich Village. En el interior del local un caballero situado de espaldas con traje y sombrero se concentra cabizbajo en su comida mientras, ya de cara al espectador una pareja se encuentra igual de absorta sin establecer ningún tipo de diálogo. La proximidad de estos dos personajes podría hacernos pensar que se conocen y sin embargo no se establece ningún diálogo ni mirada entre ellos, lo que no hace más que acentuar la soledad del grupo. Completando la escena aparece un camarero completamente vestido de blanco que se afana en sus tareas sin preocuparse siquiera de sus clientes.

En una escena cotidiana Hopper ha trasmitido la soledad de la nueva sociedad, que con el paso del tiempo no ha hecho más que acentuarse; el artista plantea una feroz crítica a la que supuestamente es una de las sociedades más avanzadas del mundo. El propio artista decía que la soledad rodeada de gente es la peor soledad y así lo plasma en su lienzo.