The Lighthouse Hill de Hopper
Esta obra titulada The Lighthouse Hill, en español La colina del faro, la pintó al óleo el pintor estadounidense Edward Hopper en el año 1927, pero es que pintó este mismo faro en varias acuarelas más, ya que ese lugar del estado de Maine, en los alrededores de Portland, le fascinaba al artista.
Vemos el imponente faro que se eleva sobre la colina, y la perspectiva elegida de abajo a arriba todavía aumenta la sensación de monumentalidad y de verticalidad de la edificación. Además esa idea se refuerza por la clara separación que nos plantea con los distintos colores que le sirven para componer la escena, mostrando claramente unos tonos para el monte, y perfectamente diferenciados los colores claros del faro recortado sobre el azul del cielo.
La luz incide sobre el faro, mientras que el verde de la colina ya está casi en penumbra. Sin embargo, el faro no es el centro de la composición. Lo vemos en un lateral de la mitad superior, mientras que la zona central del lienzo la ocupa la casa del farero. Y curiosamente, pintando un faro para la orientación de los marineros, no se ve el mar en ningún momento.
Los juegos de luces y sombras hacen que tanto la casa como el faro estén nítidamente perfilados, llamando poderosamente la atención con su presencia.
Los estudiosos de la obra de Hopper ven en este cuadro, como una buena representación de un momento de transición en su obra pictórica. Con el paso del tiempo, esos juegos lumínicos, entre las zonas iluminadas y las sombreadas se van a ir acusando cada vez más, hasta ser uno de los sellos más característicos de su pintura.
Además durante estos años, Hopper es un artista muy interesado en la representación de paisajes abiertos, sean rurales como este The Lighthouse Hill o de carácter urbano, donde se detiene a pintar la arquitectura de los edificios. Sin embargo, con el paso del tiempo su pintura va a estar cada vez más protagonizada por la figura humana, generalmente con personas en soledad y ubicadas en espacios cerrados como puede ser un tren en el caso de su obra Compartimento C, Coche 193, o en hoteles como en su obra Habitación de hotel.
No obstante, esa tendencia a los personajes solitarios en espacios cerrados ya la había empezado a desarrollar incluso antes de pintar La colina del faro que aquí vemos, porque por ejemplo un año antes ya había creado su cuadro Once de la mañana.