Arte
Inicio Pintura, Renacimiento Pentecostés de Signorelli

Pentecostés de Signorelli

Publicado por A. Cerra
Pentecostés de  Luca Signorelli

Pentecostés de Luca Signorelli

En la actualidad esta pintura realizada con la técnica del temple sobre tabla forma parte de la colección de pintura renacentista de la Galeria Nacional de las Marcas situada en la ciudad italiana de Urbino. Sin embargo, cuando Luca Signorelli hizo este trabajo en 1494 se instaló en la iglesia de San Lucía de la misma Urbino.

Este Luca Signorelli es un caso muy interesante dentro del arte del Renacimiento italiano, además de que es un personajes sobre él que todavía hay muchas incognitas.

Para empezar, su propia fecha de nacimiento en la ciudad de Cortona, para unos en el año 1445 y para otros en 1450. En cambio, si que se tiene por cierto que falleció en 1523.

En cuanto a su estilo, se puede apreciar que durante sus primeros años una clara influencia de Piero della Francesca. Sin embargo, posteriormente opta por acercarse al ambiente florentino y se deja influir por Pollaioulo.

Con esos mimbres va a alcanzar la madurez de su arte en la última década del siglo XV. Unos años en los que realizó obras como la Madonna con el Niño que atesora la Galería de los Uffizi en Florencia, la Anunciación de la Galería Comunale de Volterra, o la Adoración de los Magos que se expone en el Louvre de París.

Todas ellas obras cargadas de plasticidad gracias a un colorido muy variado y un dibujo cuidadoso y enérgico al mismo tiempo. En definitiva, obras de temática religiosa de tono grandioso. Unas cualidades que también tiene la tela de Pentecostés que vemos aquí.

Originalmente esta obra estaba destinada a un estandarte procesional de la Cofradía del Espíritu Santo con sede en esa iglesia de Urbino. Y también originalmente formaba parte de un conjunto con otra imagen que representaba la Crucifixión. Sin embargo, ambas fueron separadas en el siglo XVIII, lo que por cierto supuso grave daños para ambas obras.

En la escena del Pentecostés vemos un interior, donde plasma todos sus conocimientos de perspectiva. Eso sí, con recursos tan sencillos como el embaldosado, las molduras de la pared o las ventanas y puerta del fondo. Así logra dar profundidad a un ambiente cerrado y de atmósfera pesada debido al color de la pared y techo.

Esa atmósfera grisácea transmite la idea de intimidad esperando las noticias, algo que de pronto surge en el techo, con el resplandor que rodea a la paloma que representa al Espíritu Santo.

Si valoramos esta obra y el conjunto de pinturas de Signorelli se llega a la conclusión de que no llegó a ser el más grande de los maestros del Quattrocento, pero si es cierto que asimiló toda la filosofía y estética de ese momento artístico.