Los triunfos del César, Mantegna
A lo largo de la etapa histórica de la Edad Moderna podemos apreciar dos factores claves de que definieron la historia de Italia y que aparecen reflejados en la obra que aquí analizamos; por un lado la importancia que la época antigua tuvo en esta etapa, constantemente se volvieron los ojos hacia el pasado griego y romano para inspirarse en los motivos artísticos y culturas de épocas anteriores, dando lugar a una de las etapas artísticas más florecientes del arte y que más obras nos ha dejado, el Renacimiento. Por otro lado y no menos importante, cabe destacar el poder que algunas familias sustentaban en Italia, muchas ciudades se encontraban ante el poder de importantes dirigentes cuyo apellido se perpetuaría a través de los tiempos véase la conocida familia Médicis en Florencia o como en el caso que aquí nos ocupa los Gonzaga en Mantua. En este contexto no parece extraño señalar que estas grandes familias quisiesen perpetuar su poder y elevada posición social con obras que seguían el mismo estilo que en épocas pasadas.
Andrea Mantegna (1431 – 1501) nació en una pequeña aldea de la región de Padua. Con tan sólo diez años comenzó a trabajar en el taller de Francesco Squarcione quien al apreciar el talento del muchacho lo adoptó y le invitó a estudiar obras de la antigüedad. A los diecisiete años Mantegna se independizó del que había sido su maestro y comenzó su carrera en solitario. Cosechó numerosos éxitos y fue uno de los artistas más reseñados de su época, consciente de su fama y valía el patriarca de la familia Gonzaga, el duque de Mantua Francisco II de Gonzaga le encargó una serie de diez lienzos de gran tamaño –cada una de las obras mide unos doscientos sesenta y cinco centímetros de ancho y casi doscientos ochenta de altura- en los que se representarían las Victorias del Cesar.
Los lienzos debían adornar los muros del palacio ducal de los Gonzaga y el artista trabajó en su ejecución durante un largo periodo de tiempo, desde 1485 hasta 1505, a su muerte la serie aún no estaba completada ya que faltaba un último lienzo dedicado a los Senadores de Roma que fue realizado por un artista diferentes, lamentablemente el lienzo hoy se encuentra perdido aunque lo conocemos gracias a las distintas versiones y grabados que se hicieron de él.
En el siglo XVII, concretamente en el año 1629, las obras de Las Victorias del Cesar fueron adquiridas por el monarca Carlos I de Inglaterra quien pagó por ella nada menos que 25.000 libras de la época, lo que suponía una auténtica fortuna. Las obras fueron llevadas un año después a Inglaterra y colgadas en el Lower Orangerie. Con la caída del rey la colección de obras que poseía se dispersó aunque Las Victorias de César permanecieron en Inglaterra gracias a Oliver Cromwell y hoy la serie se encuentra en el Hampton Court.
No obstante debemos señalar que su estado de conservación no es demasiado bueno, quizás porque el artista empleó para su elaboración una extraña mezcla de témpera, cola y huevo.