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San Sebastián, Mantegna

Publicado por Laura Prieto Fernández

Andrea Mantegna (1431 -1506) fue una de las principales figuras pictóricas en Italia durante el siglo XV, el conocido como Quattrocento Italiano. A este se pintor se vinculan al menos tres obras con temas religiosos que representan la figura de San Sebastián.

El santo fue muy alabado durante esta época ya que se le asociaba con la protección contra la peste, no debemos olvidar que San Sebastián murió a causa de las heridas que le propiciaron las flechas de su martirio, epidemia que en esta época se cobraba un gran número de víctimas.

Se cree que la primera obra realizada en óleo sobre tabla dataría de 1456 – 1459, después de que el artista superara milagrosamente esta terrible enfermedad. La pintura fue encargada por el gobierno de Padua para conmemorar el fin de la peste. En la obra aún son perceptibles algunos rasgos medievalistas: la figura del santo no resulta natural y su anatomía carece de auténtico realismo. Parece ser que la obra está basada en el Apocalipsis de San Juan ya que en lo alto se aprecia una nube con forma de jinete portando una guadaña que haría referencia a como la peste arrasó la ciudad. El santo alejando de los convencionalismo no está situado en una columna sino en una especie de arco de triunfo en un elocuente guiño a la arquitectura clasicista. La primera versión del San Sebastián se encuentra ubicada en el Museo de arte de Viena.

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La segunda versión realizada por el artista en óleo sobre lienzo dataría de 1480 y en realidad, formaba parte de un retablo mayor ubicado en la Basílica de San Zenón en Verona. La obra también posee una inspiración en la arquitectura clasicista situando al santo de nuevo en un arco y con las ruinas de una ciudad al fondo. Parece ser que en esta ocasión Mantegna representaba la visión de San Agustín y para ello optó por una perspectiva muy baja, picada hacia arriba, que aporta solidez y monumentalidad al santo. La figura es mucho más natural y realista que en la primera versión alejándose de las tendencias medievalistas. Además en esta ocasión Mantegna incorpora la figura de dos arqueros que, en contraposición al santo, representan la maldad. Hoy esta versión se puede observar en el Museo del Louvre de Paris.

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La tercera y última versión tan sólo fue pintada diez años después en 1490, la obra es mucho más realista y la que más difiere de las tres. En esta ocasión el pintor ha prescindido del marco arquitectónico y de los personajes secundarios para centrarse en la figura del santo. Éste aparece representado con una exagerada expresión que remite al pathos helenístico y las flechas atraviesan el cuerpo del santo formando la letra M en la zona de las piernas en alusión a la idea de la muerte. Además se incorpora una inscripción que deja presente la omnipotencia divina y la fragilidad humana “Nada es estable salvo lo divino. El resto es humo”. La tercera y última obra de Mantegna representando a San Sebastián se encuentra hoy en el Museo Ca´d´Oro de Venecia.

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