Sala del Barón en el Castillo de la Manta
El interior del Castillo de la Manta cercano a la población de Saluzzo en la región del Piamonte, al norte de Italia, guarda un conjunto de pinturas murales del siglo XV de extraordinario valor. Está ubicado en la conocida como Sala del Barón y se denomina como el Ciclo de los Valientes y las Heroínas. Una creación de un maestro anónimo que se ha pasado a conocer como Maestro del Castillo de la Manta y que no podemos datar con exactitud, aunque muchos lo ubican aproximadamente en el año 1420. En una época donde está emergiendo el arte del Renacimiento, mientras que aquí nos encontramos con unas pinturas que deberíamos calificar de arte gótico, y más concretamente del conocido como Gótico Internacional o “gótico cortés”.
En estas pinturas podemos ver un desfile de hombres y mujeres ricamente vestidos, de lo que se deduce que serían los aristócratas de la época. Todos ellos ubicados en un ambiente que recuerda a un jardín, cuyos árboles sirven para colgar los escudos heráldicos de los personajes representados. Y en el suelo se descubre un prado en el que las especies botánicas están pintadas con escrupuloso detalle, como si de un libro de herbolarios se tratara. Un tipo de libros botánicos bastante habituales en aquellos años.
Mientras que en la pared de enfrente de la misma sala, el mural se completa con otra escena que se ha denominado la Fuente de la Juventud. Allí se ve a un grupo de personas de más edad corriendo hacia la fuente. Y sin duda tiene un tono más popular y hasta grotesco que el desfile de nobles.
Al contemplar la obra sin duda alguna se respira una atmósfera de cuento. El ritmo es de lo más grácil, las posturas elegantes, los vestidos refinados, los gestos llenos de delicadeza. Sin duda la más expresión de las cortes de la época (de ahí, la denominación de “gótico cortés”).
Por otro lado, como hemos dicho es una época en la que la sociedad italiana está experimentando cambios con la llegada de los ideales renacentista y del Humanismo. De ahí que haya cierto tono melancólico, como recordando ese mundo caballeresco que poco a poco se va quedando atrás. Vemos hombres que son modelos de caballeros y mujeres que son auténticas damas virtuosas. Es una descripción de un mundo idílico para las clases más pudientes de finales de la Edad Media. Y desde luego las formas del arte gótico son las ideales para representar esa idea, pese a que el impulso del Renacimiento ya era imparable.