En el salón de la rue des Moulins de Toulouse-Lautrec
Esta tela pintada con la técnica del óleo realizada por Henri Toulouse Lautrec en el año 1894 se encuentra expuesta en el Museo Toulouse Lautrec de la ciudad francesa de Albi, al sur del país galo y lugar de nacimiento del artista en 1864.
En esta ocasión Toulouse Lautrec pintó una escena muy familiar para él, ya que entre los años 1894 y 1896 el propio artista se alojó en varias ocasiones en este establecimiento parisino. Y evidentemente residir en un burdel le acercó al mundo de la prostitución sin ningún prejuicio ni tampoco conmiseración, interesándose básicamente por la sinceridad oculta entre ese colectivo e intentando captar la verdad humana de sus protagonistas.
Nos presenta a las prostitutas sin crítica alguna, y las vemos en sus hábitos y cotidianeidad diaria, retratándolas en su intimidad, sin ser complaciente con ellas pero tampoco se ve ningún rasgo de desprecio hacia ellas. Con un total respeto hacia sus personalidades y su función dentro de la sociedad. E incluso se sabe que Toulouse Lautrec mientras residió allí no tenía ningún inconveniente en dar esa dirección de contacto a sus amigos y conocidos, lo que evidentemente a los más bien pensantes les escandalizaba, y más aún teniendo en cuenta los orígenes aristocráticos de este pintor.
Pintó a las prostitutas del burdel para esta tela y para muchas otras, y siempre elegía actividades como sus ratos de descanso, o mientras dormían o comían, y hasta en su momento del baño personal. Siempre presentándolas con total naturalidad. En conjunto, llegó a pintar 30 obras ambientadas en este prostíbulo más la serie de litografías titula Elles. Si bien algunas de estas imágenes las mantuvo ocultas durante un tiempo y se resistía a mostrarlas ya que eran escenas de lo más humanas, mientras que gran parte de la sociedad condenaba a estas mujeres por la profesión que ejercían.
En muchos de estos cuadros, especialmente en éste, casi puede respirarse cierto ambiente de tristeza y de hastío, prácticamente se puede oler el perfume denso de esa atmósfera semiclandestina.
Estéticamente, la composición se basa en las diferentes masas de color que conforman la escena, dominado por los tonos calientes del diván en el que aguardan las chicas a los clientes. Una composición basada en la diagonal y articulada por distintos elementos verticales, como la gruesa columna del fondo que divide el espacio en diversos rectángulos en los que se reparten la protagonistas.
En cuanto al encuadre, es casi cinematográfico, muy moderno para su época. Prueba de ello es que una muchacha en el lado derecho aparece cortada mientras camina por la habitación. Al fondo varias chicas están sentadas y esperando. Y en primer plano dos figuras más, otra chica en una postura relajada de descanso y la madame o jefa del prostíbulo con un porte serio.
Casi todo en la escena es de un colorido caliente, dominando los tonos rojos y violáceos del diván y los cojines, que sirven de fondo para los colores azules y las manchas de negro de los vestidos y medias de las chicas.