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San Pedro del Vaticano (II)

Publicado por Chus

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Pero Miguel Ángel realiza además el ábside de la iglesia, que compendia a la perfección su estilo. Los altísimos muros curvos rematan en un ático que debía de dar la vuelta al templo, sostenido aparentemente por pilastras corintias de orden gigante. En los espacios lisos se abren balcones y ventanas que recuerdan a los edificios laicos, pero realizadas con una grandiosidad que no tenía parangón con ningún otro edificio. En los paños estrechos realiza tres vanos superpuestos que rematan en arcos de medio punto y, sobre ellos sitúa un cuarto rectangular que en ocasiones está abierto y en otras, ciego. En los paños anchos abre huecos rectangulares encuadrados en columnas corintias que sostienen los tímpanos triangulares. Cierra los balcones con una balaustrada.

El remate definitivo de San Pedro corresponde a Carlo Maderno, en tiempos del Papa Pablo V, quien vuelve a modificar el trazado de plan central retomando la idea de Rafael de la planta de cruz latina y realiza la fachada definitiva de la obra. En todo momento su trabajo está condicionado por el respeto a la gran cúpula de Miguel Ángel que, de todas formas se había desplazado al prolongar la nave. Así concibe el desarrollo de la fachada en horizontal no en vertical para no tapar la visión de la monumental cúpula. Para la misma diseña un cuerpo con columnas de orden gigante, continuando así la tendencia de Miguel Ángel, seguido por otro sobrecuerpo a modo de ático rematado en balaustrada, en la que coloca una serie de estatuas. Todo ello con la intención de continuar con la estética del maestro renacentista y no romper el efecto plástico de la cúpula.

Por último se le encarga al gran arquitecto barroco Bernini el remate de la fachada de Maderno con la construcción de dos torres a ambos lados de la misma, aunque por problemas técnicos quedaron inacabadas, con lo que aparecen como parte de la fachada. Lo que sí realiza en su totalidad es la gran plaza de San Pedro con lo que el conjunto queda rematado. Diseña una gran plaza elíptica (con un claro sentido simbólico de abrazo a la cristiandad) que continúa con el mismo orden gigante de las columnas de la fachada, a través de dos brazos curvos de cuatro columnas en fondo que dotan de rotundidad y solidez al conjunto. El remate es también en balaustrada con la decoración de estatuas de santos. La idea de la gran plaza monumental a los pies de la fachada de San Pedro también responde a la idea de dotar de perspectiva la visión de la gran cúpula desde cualquier parte del conjunto.

En el interior de la iglesia Bernini realizó también la “Cátedra de San Pedro”, lugar de honor del templo y el famoso “Baldaquino” construcción de bronce que mezcla la pintura, con la escultura y la pintura, en una obra de gran originalidad y creatividad, en al que la base va a ser la columna salomónica y el remate a base de volutas de gran imaginación que le sirven de remate.