Arquitectura civil
Urbanismo y obras públicas
Las ciudades fundadas por Roma, adoptaron siempre que el terreno lo permitió, un trazado en cuadrícula alrededor de las dos vías principales –cardo y decumanus– que se cruzaban perpendicularmente; allí donde se cruzaban se colocaba el centro de la vida urbana, lugar en el que se construían los edificios públicos y templos, y donde se congregaban los mercaderes.
Cuestión vital para Roma eran las comunicaciones entre las ciudades; las tropas necesitaban desplazarse rápidamente de unas zonas a las otras en caso de peligro. Las vías romanas eran los tentáculos que, partiendo de Roma, aseguraban el dominio de las provincias. Varias capas de cimentación aseguraban el asentamiento de las losas de piedra que constituían el pavimento; de forma espaciada, se colocaban unos palos de piedra -los miliarios– que indicaban en millas romanas la distancia desde Roma a otra ciudad importante.
El trazado de estas vías –calzadas– exigía frecuentemente la construcción de puentes y viaductos que manifestaban la misma firmeza constructiva que las carreteras.
El saneamiento de las poblaciones estaba garantizado por una red de alcantarillado y desagües que conducían lejos las aguas residuales. Para abastecer de agua a las ciudades realizaron pantanos y acueductos, como el famoso de Segovia.
Edificios públicos de ocio y espectáculos
Para el ocio, el entretenimiento y la diversión, Roma desarrolló diversas clases de edificios, derivados unas veces de Grecia y otras veces de Roma. Entre éstos últimos figuraban las Termas, balnearios que cumplían una función higiénica y que facilitaban a las clases acomodadas el baño por puro placer. Constaban de 4 estancias: apoditherium o lugar para desnudarse, caldarium, tepidarium y frigidarium, respectivamente salas de agua caliente, templada y fría. Destacaban por su monumentalidad las de Caracalla en Roma (siglo III d.C.), de las que únicamente se conservan los muros y algunas bóvedas.
Los teatros romanos derivan de los griegos, de los que se diferencian porque la gradería (Cavea) se dispone en forma semicircular y no de herradura. La Orchestra era semicircular y llana en su parte baja, para uso del coro, enfrente de la cual se disponía el proscenio (donde los actores y actrices esperaban su turno) y la Escena o escenario, cerrada por detrás y muy decorada. En el exterior, los teatros presentaban dos o más pisos de arquerías de diversos órdenes. Destaca en Roma el teatro Marcello (siglo I d. C.), y en España los de Mérida (siglo I a.C.) y el de Sagunto (del que sólo se conservó, en parte, la cavea, y cuya rehabilitación -que no restauración- ha sido llevada a cabo por los arquitectos Grassi y Portaceli).
La necesidad de cerrar todo un espacio para la celebración de espectáculos sangrantes dio lugar al Anfiteatro, de estructura elíptica y cavea continua. El Coliseo de Roma o Anfiteatro Flavio (siglo 1 d. C.), hecho para albergar más de 50.000 personas, es el más famoso anfiteatro romano; en el exterior presenta superposición de órdenes y arcadas encajadas entre columnas y bajo dinteles.
Los Circos, para carreras de carros, tenían forma alargada y se cerraban en un extremo en semicírculo, presentando en el otro las entradas y las caballerizas donde se guardaban los caballos participantes. En el centro estaba la espina, especie de muro de poca altura que servía para señalizar el camino a los carros.
Monumentos Conmemorativos
Para la conmemoración de las grandes victorias y conquistas, el pueblo romano utilizó Arcos de Triunfo (que imitaban a los de la Grecia helenística) y Columnas Conmemorativas (invención suya).
El Arco de Triunfo tiene forma de puerta de ciudad, aislada de la muralla; venían a ser un trozo de muro dedicado al ganador para que éste pasara por debajo triunfalmente. Solían tener una o tres vanos abovedados (aberturas-calles); en el ático se disponía la inscripción conmemorativa, y en lo alto de todo se colocaba la estatua o carro triunfal de aquel a quien se le dedicaba el arco.
El arco de Tito (siglo 1 d. C.), de elegantes proporciones y gran sencillez, conmemora el triunfo sobre el pueblo judío; el de Septimio Severo (s. III d.C.), de tres calles, es el mejor de los conservados; el de Constantino (s. IV d.C.), de tres calles igualmente, es el más cargado de decoración. Los tres se encuentran en el foro romano.
Similar carácter tenían las columnas conmemorativas, entre las que destaca la Columna Trajana, construida por el emperador Trajano en el s. II d.C.para contener su capilla funeraria en el interior del pedestal; muestra en relieve helicoidal su campaña contra el pueblo dacio. Estuvo coronada por la estatua del emperador, hoy reemplazada por otra de San Pedro.
Basílicas
Eran edificios destinados, según los casos, a salas de reunión, tratados comerciales y tribunales de justicia. Constaban de planta rectangular y tres naves longitudinales separadas por columnas. La nave central era el doble que las laterales. El muro del fondo tenía forma semicircular (posterior ábside cristiano). La nave central estaba más elevada que las laterales, lo cual permitía la colocación de ventanas que iluminaban el interior. La más importante es la Basílica de Majencio en Roma. Su estructura es la base de la basílica paleocristiana posterior.