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Basílica de Saint Denis

Publicado por A. Cerra
Basílica de Saint Denis

Basílica de Saint Denis

Con las obras de reconstrucción que se hicieron en este templo entre los años 1137 y 1144 en una población cercana a París, los historiadores del arte y la arquitectura consideran que se puede dar por iniciado el estilo Gótico que durante los siguientes siglos de la Edad Media se expandió por toda Europa.

En origen la basílica era una abadía del siglo VIII de estilo carolingio y su gran prestigio se debía a que era el santuario protector del apóstol de Francia. Por esta razón el poderoso abad del momento, el abad Suger quiso convertirla en el centro espiritual del reino, y por lo tanto era necesario reconstruirla.

Este abad estaba estrechamente ligado a los reyes franceses de principios del siglo XII y quería que la monarquía tuviera una significación religiosa, por ello no dudó en colaborar mucho con la realeza y establecer una firme unión entre el rey y la iglesia, a lo cual el monarca se prestó y también se prestó a financiar las obras de esta basílica.

En el plano arquitectónico y artístico es interesante ver como la basílica cuenta con una cabecera en la que el ábside está rodeado por un deambulatorio y capilla radiales, algo que servirá de modelo para las posteriores iglesias y catedrales góticas. Como también se expandió el uso de los arcos apuntados o de ojiva, gracias a los cuales se podían hacer todo ese entramado de capillas. Además de que usando los arcos apuntados la construcción puede ganar mucho en altura y se pueden reducir enormemente las superficies de muro macizo, por ello la Basílica de Denis es una construcción muy ligera y traslúcida gracias a la aparición de vidrieras.

En realidad, en una fecha tan temprana como la primera mitad del siglo XII, en la Basílica de Saint Denis se están creando los elementos esenciales de la arquitectura gótica, con los arcos apuntados, las bóvedas ojivales y los contrafuertes exteriores que soportan el peso de la cubierta. Todos ellos elementos que permiten una enorme entrada de luz al interior del templo, algo que es sustancial a la arquitectura del Gótico, y tremendamente opuesto a la oscuridad que reinaba en los templos del estilo románico.

El elemento de la luz es muy importante en el Gótico, pero también lo es la necesaria armonía de todos los elementos constructivos, lo cual se consiguió gracias a complicados cálculos matemáticos para lograr que las iglesias no se derrumbaran y fueran bellas en esencia, ya que hay que tener en cuenta que los maestros de obras de la época estaban experimentando formas antes ignoradas, en las que los muros poco a poco van disminuyendo y los templos cada vez son más altos y esbeltos. De hecho en las fechas posteriores a la construcción de Saint Denis, el éxito de las formas góticas fue enorme, sobre todo en Francia, en el norte donde surgieron catedrales que parecía que querían competir entre ellas a ver cuál era más alta. Extraordinarios ejemplos de ellos son: Notre Dame de París, la catedral de Chartres, o las catedrales de Reims y Amiens.