La hospitalidad de Abraham
Estamos ante un buen ejemplo de cómo era la pintura bizantina en el siglo XV, momento en que se realizó esta tabla pintada al óleo que actualmente se conserva en el Museo Bizantino de Atenas, la capital de Grecia.
El cuadro nos muestra una escena del Génesis del Antiguo Testamento, en la que Abraham les ofrece cena a tres ángeles. Son estos tres ángeles los que están sentados en torno a una mesa cuadrada repleta de alimentos. Mientras que de pie, Abraham y su esposa Sara se esmeran en agasajar a sus invitados. Y en una perspectiva de lo más medieval, vemos unos elementos en las esquina superiores que nos dan la idea de la arquitectura de una ciudad. Así como en el centro y en la parte más alta, las ramas inclinadas de dos árboles ubican la escena en las cercanías del “encinar de Mambré”, tal y como aparece en lo relatado en la Biblia.
En definitiva, todo ello se presenta como una escena compuesta con una estructura totalmente cerrada, basada en la simetría, y donde todo gira respecto al ángel situado en el centro de la tabla.
Lo cierto es que esta peculiar escena se puede ver en muchas obras del periodo bizantino, y también en el postbizantino, ya que en su momento se tomó como una especie de metáfora de la Santa Trinidad. Por ello, el tema de la Hospitalidad de Abraham aparece en miniaturas o en pinturas murales, además de en iconos y también en manuscritos.
No obstante, de entre todas las representaciones, una de las más valoradas es la que vemos en esta tabla. En ella podemos apreciar que el artista, de carácter anónimo, conoce bien el arte antiguo e incluso el renacentista. Ello se manifiesta en que vemos una escena donde los personajes poseen proporciones clásicas, y además los coloca en posturas bastante elegantes. Igualmente están muy cuidados los rostros de cada personaje, dando idea de refinamiento en los ángeles o de apariencia patriarcal en Abraham.
Por otra parte, hay una clara intención de darles a las figuras unas dimensiones y porte monumentales, y más aún en comparación con la escala reducida de la arquitectura o las ramas de los árboles. Un detalle arcaizante, como también lo es la idea de un espacio plano o el modelado seco de los cuerpos y telas. Motivos por los que los historiadores datan este icono hacia la segunda mitad del siglo XV y lo vinculan con la llamada Escuela de Creta, una de las más características en la creación de iconos religiosos.
Por cierto, en la isla de Creta nacería por esos mismos años el gran pintor de El Greco, y una de las primeras influencias que recibiría fue la contemplación de iconos semejantes a este, lo cual sin duda alguna le influyó en su arte. Si bien, esa influencia la transformó en algo completamente diferente como por ejemplo se puede ver en una obra suya como La Trinidad.