Castillo de Guimaraes
En este castillo ubicado en la población de Guimaraes, al norte de Portugal, reside el propio origen de la nación lusa, ya que aquí nació en el año 1109 el primer rey de Portugal, Alfonso Henriques, el cual consiguió independizar su territorio del vecino Reino de Castilla, en tierras españolas.
Pero el castillo ya llevaba unos años construidos antes de que el futuro rey de Portugal naciera en una de sus alcobas. Y es que el germen de esta poderosa fortaleza se remonta a mediados del siglo X, cuando la condesa Mumadona Díaz impulsó en este emplazamiento la construcción de una gran torre central del homenaje, rodeada por unos baluartes y amurallamientos de madera y tierra. Una fortaleza destinada sobre todo a proteger otro convento que había fundado en la ciudad, del cual hoy solo nos queda como testigo la espectacular iglesia actual de Nuestra Señor de Oliveira, en el mismo corazón de Guimaraes,
Volviendo a la fortaleza. La endeble estructura de madera fue el germen del actual castillo, si bien ya desde sus orígenes se construyó la poderosas torre central que se yergue como núcleo de la ciudadela. A ella se le añadieron otras con el paso del tiempo, concretamente hacia el siglo XII. Así como se ampliaron las murallas pétreas para proteger todo el recinto. Un amurallamiento que alcanzó los 2 kilómetros de recorrido, y si bien gran parte no ha llegado hasta nuestros días.
En cambio hoy en día sí que podemos ver gran parte del cuerpo principal de la fortaleza, ya que todavía se mantiene en pie siete potentes torres construidas en piedra escuadrada y rematadas por altas almenas de forma piramidal puntiaguda. Y uniendo todas esas torres se desarrolla un alto amurallamiento transitable por su zona superior, a modo de cuerpo de guardia, que también está protegido por el mismo tipo de sistema almenar.
Es curioso comprobar como el castillo se eleva sobre una colina para dominar todo el entorno, con la villa de Guimaraes a sus pies. Y también formando parte del conjunto del castillo estaría englobada en otro tiempo la iglesia de San Miguel do Castelo, un magnífico ejemplo de la sobriedad de la arquitectura románica del siglo XII.
Esta iglesia cumpliría con las funciones de capilla real, y la leyenda dice que aquí fue bautizado el rey Alfonso Henriques. Si bien, al perderse parte del recinto amurallado, hoy en día queda fuera, es decir, lo que se llamaría extramuros del castillo.