Castillo de Devín
Esta es una de las fortalezas más importantes de la historia de la actual Eslovaquia. Y no lo es tanto por el estado de conservación en el que ha llegado hasta nuestros días o por su valor artístico, que también lo tiene, sino por el devenir histórico que se plasma en estas ruinas. Las cuales en realidad nos están hablando del convulso y agitado pasado de toda Europa Central.
El primer dato que hay que tener en cuenta es su emplazamiento, como ocurre con todos los castillos importantes del mundo. Ya que desde ellos o se marca una frontera o se controla un amplio territorio. En este caso estamos ante un castillo que se encuentra a una altitud que supera los 200 metros, pueden no parecer mucho, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de las tierras de alrededor son completamente llanas.
De hecho, allí confluyen dos ríos: el Danubio y el Morava. Precisamente en ese punto de alzó este castillo, ya que estas rutas fluviales, especialmente el Danubio, siempre han sido vías comerciales. Incluso se sabe que el enclave donde hoy está el Castillo de Devín ya fue ocupado en tiempos neolíticos, tanto en la Edad del Bronce como en la del Hierro.
Siglos después las tribus celtas, y más tarde las legiones de los romanos empezaron a construir la fortaleza, e incluso los vestigios arqueológicos indican que aquí se construyó la primera iglesia cristiana al norte del Danubio.
No obstante, los restos arqueológicos que nos ofrece este castillo son cuantiosos y de diversas épocas, ya que también se guardan vestigios de la fortaleza eslava del siglo VIII, cuando se convirtió en un importante bastión el Gran Reino de Moravia durante las centurias posteriores. De esta manera se fue ampliando progresivamente, y ya en el siglo XIII se construyó en su mayor parte el castillo medieval que se observa en la actualidad.
Ese castillo se mantuvo en perfectas condiciones durante años, e incluso en el siglo XV se añadió un palacio y posteriormente, cuando estas tierras fueron amenazadas por el Imperio Otomano, sus murallas fueron reforzadas.
Sin embargo, esos refuerzos no fueron suficientes para que en 1809 el castillo quedara prácticamente destruido por las tropas francesas que dirigía Napoleón Bonaparte, en su intento de dominar todo el continente europeo. Esa destrucción lo convirtió con el tiempo en uno de los mayores símbolos de la historia de Eslovaquia, por eso fue reconstruido y es uno de sus mayores atractivos culturales, entre otras cosas porque se encuentra a tan solo unos 15 kilómetros de la capital del país: Bratislava.
E incluso para llegar hasta allí, hay dos modos muy atractivos. Uno es ir en bici para ver como desde toda esta llanura se va distinguiendo la forma del castillo. Y otra manera es navegando por el Danubio, de manera que así se puede apreciar el elevado peñasco que sirve de espectacular emplazamiento del Castillo de Devín, que es la verdadera razón de su importancia histórica.