El Castillo de Claramunt
El Castillo de Claramunt en la localidad catalana de Pobla de Claramunt es una de las fortalezas históricas cuyos orígenes se remontan al Condado de Barcelona en el lejano siglo X. Más concretamente, las primeras noticias que se tienen de esta fortificación datan del último cuarto de esa décima centuria, cuando el castillo se convertiría en un importante enclave para el avance de las tropas cristianas en su reconquista de los territorios hispanos que estaban en manos de los musulmanes. Es decir, se trata de un castillo que hay que integrarlo dentro del periodo histórico de la Reconquista.
Y lo cierto es que pese a su antigüedad, hoy en día nos podemos hacer una idea bastante aproximada de cómo sería la fortaleza. Pese a que no solo ha sufrido el paso de siglos, sino que también ha sido objeto de varias destrucciones a lo largo de la historia. Y es que el castillo ha cumplido con esa función militar no solo durante la Edad Media, sino hasta fechas relativamente recientes.
De hecho, casi podríamos decir que su etapa medieval fue la más tranquila. Desde sus orígenes y hasta los primeros años del siglo XIV, la fortaleza perteneció a la familia Claramunt. Su bien, esta familia se lo acabaría vendiendo a otra estirpe aristocrática: los Cardona. Los cuales a su vez emparentarían después con los Medinaceli, que fueron los propietarios hasta recién comenzado el siglo XX.
Entre tanto, el lugar fue destruido y reconstruido en diversas ocasiones. Por ejemplo, en los siglos XV o en el XVIII, en sendos conflictos de Cataluña. Si bien sería reconstruido, e incluso hace unas décadas fue objeto de una profunda restauración, gracias a la cual hoy en día es visible gran parte de su estructura original.
La fortaleza está elevada en un promontorio sobre el terreno. Teniendo unas amplias vistas del entorno. Y allí se desarrollan hasta tres recintos distintos, cada uno con su propio amurallamiento.
El más alto de todos es el que acoge a la gran torre del Homenaje, así como varios edificios de carácter residencial. Toda esta zona tiene la muralla más pequeña dotada con una torre en cada ángulo. Además de una atractiva sala gótica.
Luego hay un recinto inferior, donde se descubren los vestigios de elementos más funcionales, entre ellos la cisterna para el abastecimiento de agua. Esta zona es como un gran patio que también tiene varias torres. Sin olvidar que en el interior estaba la iglesia románica de Santa María, a la que más tarde se le añadiría una capilla gótica dedicada a Santa Margarita.