Catedral ortodoxa de Helsinki
La capital de Finlandia, Helsinki, tiene dos catedrales, algo que tiene que ver con los diferentes credos de su población y sobre todo con la historia del país.
En este sentido hay que entender la presencia de esta catedral de la religión ortodoxa en la capital finesa, ya que hay que tener en cuenta que este país a orillas del mar Báltico fue dominio ruso durante casi todo el siglo XIX y ese dominio no acabó hasta los primeros años del siglo XX, momento en el que se independizaron tras el triunfo de la Revolución Rusa, la caída de los zares y la instauración del régimen soviético.
Como fruto de aquella larga presencia es este gran templo, que en la actualidad es la iglesia del culto ortodoxo más grande de toda Europa occidental.
Concretamente la obra se levantó bajo el auspicio del zar Alejandro II y fue obra del arquitecto ruso Alexey Gornostaev, el cual realmente no la vio acabada, ya que fue precisamente tras su muerte en 1862 cuando comenzaron los trabajos, que se prolongaron 6 años, hasta 1868, cuando ya estaba acabada.
El nombre con el que es conocida es Catedral de Uspenski (dormir en el idioma finés) ya que su advocación es la de la Dormición de la Virgen María.
Realmente el edificio artísticamente es muy interesante, ya que plantea una fusión de influencias realmente atractivas, ya que mientras la fachada tiene mucho que ver con la arquitectura eslava, en el interior nos encontramos un templo de inspiración bizantina, algo bastante habitual en templos de esta religión desde hacía siglos, como es el caso de la iglesia de San Basilio de Moscú.
Siguiendo con la comparación del famoso templo moscovita, también la Catedral de Uspenski es muy colorida. Si bien no tanto. Aunque es una característica que la hace completamente diferente a la otra gran catedral de la ciudad, de la religión luterana que es completamente blanca. Sin embargo, aquí llama la atención el tono rojo de los ladrillos con que ese edificó que además hacen contrastar mucho más los tejados verdosos y los detalles dorados que culminan cada una de sus torrecillas y cúpulas.
En concreto, esos elementos dorados son los domos bulbosos tan populares en la arquitectura rusa y eslava, y aquí si los contamos son 13 y representan a Jesús y los Apóstoles.
Todo eso referente al exterior, ya que en el interior se pueden ver los habituales iconos de la religión ortodoxa, y por supuesto los grandes candelabros colgantes.