Catedral Salerno
La Catedral de Salerno es sin ningún lugar a dudas el edificio, tanto civil como religioso, más destacado de la ciudad italiana. Se trata de una construcción de estilo románico que dataría del siglo X, en torno a los años 1080 y 1085; durante esta época Salerno era uno de los principales focos culturales de la región italiana al albergar la Escuela Médica Salernitana considerada el precedente de las actuales universidades.
La construcción fue levantada en la misma ubicación que un antiguo templo de época romana que posteriormente fue sustituido por una iglesia paleocristiana. El primer proyecto fue encargado por el arzobispo Alfano I y en principio se trataba de una modesta iglesia que posteriormente se decidió ampliar. En la actualidad el templo ha sufrido numerosas intervenciones que han alterado el primitivo conjunto de estilo románico y que dotan a la Catedral de Salerno de un peculiar estilo.
El templo ha sido dedicado a los santos patronos de la ciudad, San Mateo y Santa María de los Ángeles. Parece ser que en el proyecto original la construcción contaba con al menos cinco naves de las cuales solo quedan tres en la actualidad. A los pies del templo se situaba el coro flanqueado por dos imponentes ambones sustentados por columnas. Al exterior destaca el amplísimo atrio sustentado por columnas –las cuales se extrajeron del foro romano de Conforti- que sustentan arcadas de medio punto sobre las que se levanta una segunda galería, esta vez de menor tamaño que se forma a partir de arcadas geminadas.
Elevándose sobre el atrio encontramos un gran campanario que nos remite a influencias de la arquitectura islámico – normanda y que fue construido en el siglo XII. Sobre una base cuadrada realizada con mármol de travertino se levantan otros tres cuerpos más, el primero de éste mismo material y los otros dos realizados en ladrillo, que simbolizan los tres niveles del mundo. La decoración de bandas geométricas y ventanas bíforas describen motivos decorativos orientales. También en el exterior la fachada de acceso se remodeló en estilo barroco y tan sólo conserva del románico original la Puerta de los leones.
Bajo el altar mayor se encuentra la cripta de la catedral que se modificó durante el siglo XVII por orden de Carlos III en estilo barroco. En ella se albergan los restos de San Mateo, San Félix, San Gayo y San Fortunato que fueron martirizados en la época de Diocleciano. La decoración de la techumbre fue realizada por el artista Belisario Corenzio y en ella se han representado diferentes escenas de Nuevo Testamento. Mientras la tumba de San Mateo se encuentra en el centro de la estancia, el enterramiento de los demás santos se alberga dentro de dos capillas más pequeñas.
Especial mención merece la Cámara del Tesoro a la que se accede desde la sacristía y que fue decorada con los frescos de Filippo Pennino con escenas de los mártires que se hayan enterrados en la cripta de la catedral. En la cámara se encuentran diferentes estatuas realizadas en plata de los mártires, los patronos de la ciudad y del papa Gregorio VII.