Centro Niemeyer de Avilés
Centro Niemeyer de Avilés
El Centro Niemeyer de la ciudad asturiana de Avilés es algo más que una importante obra de arquitectura del siglo XXI. Es sobre todo un proyecto cultural de vocación internacional que se ha convertido en todo un referente para toda Iberoamérica.
Su origen, hay que buscarlo en el años 1989. En aquella ocasión el arquitecto brasileño Óscar Niemeyer (1907 – 2012) recibía el Premio Príncipe de Asturias de las Artes por su inconmensurable legado arquitectónico donde destaca obras como todo su diseño de una capital de país: Brasilia, con edificios tan imponentes como su Catedral.
Pues bien, años después, en 2006 la institución que concede estos prestigiosos premios celebraba su cuarto de siglo de existencia y contactó con todos los premiados de años anteriores para promover su participación en los festejos. Y Niemeyer les dijo que él era arquitecto y que lo mejor que podía hacer por ellos era elaborar un proyecto arquitectónico. Es decir, su donación fue el diseño del increíble Centro Niemeyer que se ha construido en Avilés.
Un edificio dominado por su aspecto futurista, y sobre todo por las líneas curvas que fascinaban a este creador multidisciplinar. Ya que él confesaba que le inspiraban las curvas, las curvas de los ríos o las montañas de su país, el universo curvo de Einstein o las curvas de las mujeres tomando el sol en Copacabana.
Plaza con la cúpula
En toda su obra, realizada en Brasil, Estados Unidos o distintos lugares de Europa, las líneas curvas dominan sus edificios. Y en el caso del Centro Niemeyer, su segunda característica es el color blanco junto a la ría avilesina. En definitiva, por su tamaño y ubicación es un edificio visible casi desde cualquier lugar de la ciudad.
Y no solo eso. Ya hemos dicho que además de la arquitectura, lo interesante es su papel como dinamizador cultural internacional. Incluso antes de estar acabado ya promovió actividades en muchas ciudades del mundo e hizo que hasta aquí acudieran celebridades de cualquier parte del globo. Cumpliendo así el sueño de su creador, quién concibió este lugar como una plaza abierta al mundo, un lugar para la educación, la cultura y la paz.
Ese papel ha hecho que se convierta en un edificio revitalizador de un espacio urbano y de toda una ciudad, en una línea comparable a otra de las grandes obras culturales de España realizada en los últimos tiempos: el Museo Guggenheim de Bilbao.
Torre mirador sobre la ría de Avilés