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Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou de París

Publicado por Virginia

Centro Georges PompidouEste centro multidisciplinar recoge en su nombre la memoria del presidente francés Georges Pompidou, quien planteó la necesidad, ya en los años 60, de remodelar los grandes museos galos (opinión con la que habían coincidido otros jefes de la República).

Hay una serie de reflexiones y realidades que van a ser puntos de partida para la materialización de esta idea. En primer lugar, se consideró que el nuevo necesario espacio por crear debería ser un nexo de reunión de artistas, además de un dinamizador cultural. También, en estos momentos, resultará decisiva la opinión de que los formatos, las técnicas, la figura del creador…estaba experimentando un cambio. Por último, la ubicación de este espacio solventaría la marginalidad de la zona de París donde se pensó erigirlo (precisamente en un intento de hacer resurgir dicha parte de la ciudad).

Se consideró que el museo, para poder cumplir con las funciones precisadas, debía aunar servicios diversos como salas de exposición permanente, temporales, auditorios, bares, librerías, etc. Es decir, debía integrar en sí mismo todo lo necesario para asumir la identidad de «centro cultural».

Para la realización de dicho espacio se convocará un concurso en 1969, resultando ganadores unos jóvenes Renzo Piano y Richard Rogers, los cuales concibieron el edificio en función de la idea de un gran mecano, con una apariencia industrial.

En un primer momento ambos expondrán una serie de directrices estéticas y funcionales que se terminarán cumpliendo: debía ser un edificio «transparente», verse el interior, además los sistemas necesarios para el funcionamiento del centro debían formar parte de la más puntera tecnología. Otra condición fue que dichas infraestructuras no debían interferir en la propia estructura del edificio (la solución que se alcanzó está «a la vista», externalizando también accesos y escaleras).

Es una construcción realmente novedosa y que, aunque hoy día no resulte tan chocante debido al tiempo que ha habido de por medio para una adaptación, en su día provocó fuertes críticas. Se consideró que al convertir al museo en «fábrica» se estaba contribuyendo a la desacralización del mismo, algo aún poco frecuente en estas fechas.

La sorpresa de los mayores críticos del Georges Pompidou fue constatar que la gente sí acudía al centro, en contra de lo que habían previsto (se facilitaba el acceso y una diversidad de actividades, aseguradas por su propia concepción). El éxito fue tal que incluso ha conocido ampliaciones posteriores y una muy emprendedora iniciativa de descentralización (el Centro Pompidou-Metz).