Conjunto arquitectónico de Celanova
En la localidad gallega de Celanova encontramos uno de los conjuntos artísticos más destacados del norte de España y sin lugar a dudas una de las mejores representaciones de la arquitectura gallega. De origen medieval la villa de Celanova surgió bajo el amparo de un primitivo monasterio y llegó a ser un importante foco comercial y cultural.
El Monasterio de San Salvador fue fundado por San Rosendo, hermano del poderoso Conde Froilán Gutiérrez y miembro de una de las familias más poderosas de la época. San Rosendo era obispo de Mondoñedo y Santiago ya había fundado un monasterio anterior en la localidad de Fragas de Eume y desde allí mandó venir a los monjes benedictinos para habitar el nuevo cenobio de Celanova. Si bien es cierto que se conocen muchos datos acerca del origen del monasterio, éstos también se diluyen en la leyenda; así se dice que para elegir el emplazamiento del monasterio el santo subió a la montaña más alta de la zona y desde allí arrojó una piedra, el lugar donde ésta cayó fue elegido por el obispo para levantar su monasterio.
No obstante de aquellas construcciones primitivas que debieron levantarse entre los años 936 y 942 no todo se mantiene en pie, de hecho la estructura actual es el resultado de numerosas intervenciones en la construcción. Del primitivo conjunto sabemos que se componía de una pequeña iglesia triabsidal, dependencias que albergarían tanto a los trabajadores del monasterio como a los peregrinos que por allí pasasen camino de Santiago y una pequeña capilla que hacía las veces de eje vertebrador del conjunto.
Este pequeño templo dedicado a San Miguel Arcángel son los restos más significativos del conjunto inicial de Celanova. Se trata de una pequeña capilla que no lleva a los nueve metros de lago y los seis de altura y que se encontraría situada junto a la capilla central de la iglesia del monasterio. De planta cuadrangular y con un pequeño nártex de entrada, la capilla es uno de los ejemplos más destacados de arquitectura mozárabe. La pequeña construcción fue levantada en sillares de piedra perfectamente labrados y unidos a hueso. En cuanto a la cubrición se ha optado por utilizar la bóveda de medio punto para el nártex de acceso mientras que una bóveda de arista cuatripartita y realizada en ladrillo cubre el espacio central. La pequeña capilla apenas presenta decoración alguna excepto en las ménsulas exteriores que se han labrado con modillones de rollo y las exquisitas ventanas de herradura que entroncan con la tradición mozárabe.
Por su parte la actual iglesia del monasterio sigue las trazas realizadas por el arquitecto Melchor de Velasco y Agüero en el siglo XVII y en la que destaca una grandiosa decoración barroca con columnas y pilares de orden gigante y la superposición de órdenes clásicos además de los típicos frontones partido con forma de media luna muy propios del barroco gallego.
En 1923 la pequeña ermita de San Miguel fue declarada Monumento Nacional y en 1931 lo hizo el resto del conjunto.