Capricho arquitectónico de Guardi
La fama de Francesco Guardi se debe a sus vedute venecianas, algunas reales y otras imaginarias. Pero también trabajó otras temáticas, sobre todo en compañía de su hermano mayor Giovanni Antoni, con quien realizaría retablos, obras de temática mitológica, decoraciones murales y hasta cuadros de batallas. Sin embargo, cuando falleció su hermano hacia el año 1777, esa colaboración obviamente se truncó, y el trabajo de Guardi cada vez se volcó más en las vistas venecianas que tanto éxito tenían entre los viajeros del Gran Tour y que enriquecieron a pintores de la ciudad de los canales, con Canaletto al frente.
Aunque Guardi se centró en una representaciones menos verídicas de la ciudad y mucho más poéticas e imaginativas. De alguna forma se pueden describir como más caprichosas, tanto que incluso esa era la palabra para titularlas. Como ocurre con este lienzo que hoy se guarda en Inglaterra, adonde llegaría gracias a su adquisición por parte de algún acaudalado viajero británico del siglo XVIII que compraría este óleo de 54 x 36 cm. Y es que para esto viajeros realizaba obras para todos los precios, incluyendo los suvenires diminutos, de escasos centímetros, para que se los llevaran de recuerdo.
Son imágenes en los que mezcla a su antojo la arquitectura veneciana, las ruinas clásicas y el agua de los canales. Y curiosamente en muchos casos, como en este Capricho arquitectónico, elige un formato vertical para la representación. Eso de alguna forma le da dinamismo a la vista. Es como una invitación a seguir el recorrido de las distintas figuras que hay por el escenario, en especial la central que parece cargar con un bulto sobre los hombros.
Todo es muy teatral. Desde la escala de los arcos, tremendamente grandes para el tamaño de las figuras, hasta las propias actitudes de los personajes, como el niño que está pidiendo limosna a un caballero.
Además de eso también es muy dinámico el tratamiento lumínico, con diversos espacios en luz y en sombra, lo que nos da una idea de que se trata de una refrescante mañana de primavera. Sin duda todo tiene el poder de evocar una experiencia y unas sensaciones vividas en Venecia. No es ningún paraje concreto de la ciudad italiana, pero lo son todos al mismo tiempo y sobre todo transmite la atmósfera del lugar. Por eso, siempre se ha dicho que frente al carácter casi fotográfico que gracias a la cámara oscura proporcionaba Canaletto a sus vedutas, el gran éxito de Guardi consiste en la musicalidad y la poesía que irradian sus caprichosas imágenes, a veces más pequeñas y menos grandilocuentes, pero también más íntimas y sugerentes.